Por tradición, interés, apariencia o cordialidad algo se acostumbra regalar en Navidad. Intenta obsequiar con humildad un detalle que fascine. Disfrutarás ver que alguien usa bien los calzoncillos que le diste. No regales 10 exigiendo recibir mil. Pero si la suerte con prosperidad te toca, no olvides dar las gracias a Dios por su hermsosa obra. Y si aún la satisfacción a tu sala no entra, la puerta de tu fe sigue dejando abierta. En camino la felicidad se encuentra. ¡Felicidades!
(JS)
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