viernes, 31 de enero de 2014

El hoy lluvioso de un mañana despejado


El día lluvioso hacía que la visibilidad por el parabrisas fuera opaca. La calle empapada parecía jugar con el agua y entre las dos divertirse asustando a los conductores. Mi preocupación sí era clara. Cuidar de no caer en un hueco inundado o que un chofer o peatón despistado salieran de la nada. Aspectos muy comunes en el tráfico colombiano. 

Todo conspiraba para no llegar a tiempo y menos a salvo a un lugar determinado. !Bueno! al menos en mi mente, porque en el corazón de mi madre el asunto era diferente. Ella iba a mi lado, alerta pero no estresada. Mientras yo me preocupaba por que a la distancia nada veía, mi madre me recomendaba mirar más cerquita. Claro y mi hija, una bella adolescente, nada le importaba más, que usar desde la silla de atrás la cámara y su lente. 

Mamá tenía razón ¿ Qué ganaba yo con mirar hacia dónde nada veía y descuidar así el camino inmediato que al frente tenía despejado? Es decir, si viajo de Nueva York a La Florida no tengo que ver a Miami desde Queens. Basta con ir avanzando metro a metro, calle a calle, milla a milla para saber que voy acercándome a dónde quiero ir. Eso es... Fe. 

Por lluvioso que sea el presente el futuro puede ser diferente. Más cuando en bendición se convierte todo aquello que no parece bien, como un día con lluvia, por ejemplo. Al revisar la memoria de mi cámara hallé esta foto y en ella el recuerdo de lo que fue ese día y la experiencia que me brindó. Vive el día con la curiosidad del primero en la vida y con pasión como si fuera el último. De lo contrario podrías terminar como yo... Manejando sin disfrutar el camino. 

(Por Javier Suárez)

miércoles, 29 de enero de 2014

"La fe no solo mueve montañas también crea puentes"



De visita en Colombia mi hija me tomó una foto cuando yo caminaba de espaldas. Lejos de allí, en New Jersey, una amiga del alma, un cuadro especial en la pared de mi sala colgaba. Dos hechos aislados, nada extraordinarios. No obstante hoy ambas escenas se juntan en la misma gráfica, en el mismo pensamiento, en la misma historia, la mía. 

He sido por mucho tiempo la parte negativa de mi propia fe. Creo con firmeza en los poderes del SI creer o del NO creer. Y sobre todo en la tristeza que generan alegrías a medias, por culpa de un optimismo mezclado con pesimismo al mismo nivel. 

Quien colgó ese cuadro en la pared me dijo... " Así es el camino que debes ya recorrer. Así es el puente que debes cruzar con fe. Puente que separa tu vieja vida de una nueva. Que te llevará a un valle de prosperidad, de éxito, de paz, sabiduría y de fortaleza. Sin importar que lo cruces llorando, pero con pasos de amor y firmeza. "

Nadie cruzará el puente por mí. A nadie debo culpar por aún no cruzarlo. La responsabilidad de mis decisiones son y serán eternamente mías. Hay puentes para cada uno. Que conducen al valle que cada cual necesita. Y si lo cruzas desde la oscuridad no temas de lo que pisas, siempre y cuando creas con ciega fe que Dios te guía. No esperes a que tu pareja, familiar o amigo decida su puente cruzar. Los testimonios son magníficos pero los sentimientos los son aún más. Si ves que al otro lado del camino está aquel destino que te brinda paz, cruza el puente con esperanzas y sin mirar atrás. No te angusties por quienes aún no lo cruzamos, tarde o temprano se acabará nuestra cruel terquedad. De todas formas quienes permanecemos por aquí, quienes avanzan hacia allá, y quienes ya en su nueva vida están, de alguna manera hemos sido instrumentos divinos para ayudar a preparar el camino propio y el de los demás. Anímate a cambiar. La fe no solo mueve montañas también crea puentes. 

Compártelo si quieres. 
(Por Javier Suárez/Js)