lunes, 27 de abril de 2015

Ayer tuve un "ahora" maravilloso…


Ayer tuve un "ahora" maravilloso que lo fue todo y que hoy es parte de la bendita nada, pues cada instante en el ""ya" nos contagia de la magia dinámica de una Divina creación. Ayer construí en un bosque la calma que hoy el alma me regala, entre los afanes de un mundo que susurra su fe, gritando temor. 

El pasado es la semilla, el presente el fruto del futuro. Vivir pegado a la semilla sin darnos cuenta del árbol en el que se ha convertido, es habitar en un bosque de espantos, remordimientos, frustraciones, lamentos, quejas, apegos, mundano egoismo. Saciarnos del fruto del árbol sin que esté listo para ingerirlo, es residir en una arboleda de falsos positivos, el espacio eterno de lo que siempre estará por venir. En el futuro cercano que permanece lejos. 
Es en el presente con sus sonidos, con sus formas, colores y olores, la base de nuestras emociones para saber si nuestro espíritu es feliz, o si desea serlo. 
El "ahora" es la planta que nos permite bajo su sombra o sobre su tronco elegir. Escoger entre lo que fue, lo que será, y lo que es, de acuerdo a los sentimientos, al alma, más no al ego. 
Semilla, árbol y fruto, bondades de cada tiempo, se muestran en el mismo momento… en el "ya", en el afán y la calma que trae cada día, inspirado en lo que anhela el corazón de aquel que confía, en la promesa celestial "pide y se os dará. Pero pedid con fe". 


Con afecto:
Javier Suárez

(Foto tomada con celular) Meditación inspirada en la reserva ecológica Santafé de los Guaduales en Ibagué, Tolima, Colombia. 

jueves, 16 de abril de 2015

No volveré a prestar mi fe...

Moveré mis propias montañas y no la de otros. No esperaré más a que un sistema, un líder, un jefe, un amor, un enemigo o amigo, el clima, una noticia, la suerte… Muevan mi roca para poder entonces caminar en la vida, sobre el sendero digno que por heredad divina me toca. 

No volveré a prestar mi fe...
Ni por soberbia ni por cobardía buscaré cambiar ajenas vidas, bajo la excusa oxidada de que así mi hogar, mi ciudad, mi país y el mundo, serán mejor. 
Moveré mi propia piedra. Cambiando mis palabras, mis ideas, mis deseos y acciones de emociones negativas a positivas sensaciones. Entonces sí podré vivir en un hogar, en un barrio, en una ciudad, en un país, en un mundo mejor. 

No volveré a prestar mi fe…
Hallaré entre el caos de las cosas la paz que Dios revela. Siempre habrá algo que nos recuerde que el amor transforma, que el amor libera. No repetiré con mi boca la palabra que me atormenta. Pondré en mí mente el pensamiento que me brinda fuerza, no el que me debilite ni me enfurezca. No oiré la voz de quien mi calma aleja, ni de aquel que con odio habla, que con hipocresía se expresa. 
Haré, diré, pediré, desearé, sentiré unicamente aquello que me haga sentir bien. Sin que tan bendito placer de algo o de alguien dependa , más que de mí mismo. 

NO me enfocaré en lo que atormenta a mi alma, sino en todo lo que la fortalezca. En lo que me agrada de los demás NO en lo que de ellos me molesta. Bendeciré todo en mi entorno, el universo que me rodea, sin ponerla a nada- de bueno o malo- alguna etiqueta. Dejando ir en paz aquello que bienestar no me deja y conservando sin apego lo que me alegra. Pues basta ya de creer que en el mundo lo que me hace feliz escasea. 
Moveré mi propia piedra que por la negatividad mucho pesa, pero con la fuerza del amor montañas enormes suavemente se atraviesan. 

No volveré a prestar mi fe, ni en marchas hipócritas por la paz ni en desfiles altaneros de guerra. Aún entre hechos inevitables como la "muerte", mi ahora en esperanza, día a día será mi mejor apoyo, mi gran propuesta. 

Por Javier Suárez

lunes, 13 de abril de 2015

Divertido

Sino es divertido, no lo digas, no lo hagas, no lo pienses, no lo desees, no cruces el puente. 
Pero si por el contrario aquello al corazón divierte, dilo, hazlo, piénsalo, deséalo, cruza la línea. (Js)

Discusión


Discutir no es malo. Tampoco es bueno. Solo es un acto humano cuyas causas y efectos, se tornan positivas o negativas, de acuerdo a las emociones o sentimientos que genere en cada quien. El tormento podría estar en permanecer atascados en las emociones tristes, de dolor, de desilusión, de culpa, de queja, de remordimiento, de juicio, de crítica que hallan germinado o puedan florecer. El fin de una discusión muy emotiva no debe ser una cadena de sentimientos que debiliten el alma, con eslabones de dolor más fuertes que aquellos que probablemente la han creado, sino un caudal de liberación que deje ir en paz todo aquello que nos atormenta.