jueves, 7 de noviembre de 2013

El fascinante daño de la adulación. El ingrato bien de la crítica.


Adular: Alabar excesivamente a alguien, generalmente con fines interesados.
Criticar: Exponer un juicio, positivo o negativo, sobre algo.

Es agradable, honesto y justo reconocer las virtudes de una persona, de una entidad, de un animal, de un proyecto, de una actividad, de la naturaleza, de un líder, en fin, de cualquier cosa. Y aunque dicho ser o elemento no busque por medio de ellas la "gloria", es noble expresarle con humilde sentimiento la admiración por sus cualidades que se han considerados buenas, positivas, correctas, hermosas.  

De la misma forma es agradable, honesto y justo señalar con respeto la ineficacia, la incapacidad de una entidad, de un animal, de un proyecto, de una actividad, de la naturaleza, de un líder, en fin, de cualquier cosa. Y aunque dicho ser o elemento no busque por medio de ellas una condena impetuosa, es noble expresarle con humilde sentimiento el desacuerdo con sus negativos e incorrectos desaciertos.

Adular, acción tan vieja como la historia universal. Pero ¡Ay! Dios, cuando el aplauso se lleva al extremo y se brinda sin justicia, sin equidad. Existen quienes piensan que deben confiar más en quienes los adulan, que en quienes les critican. Que alabar sin parar es más puro que el agua bendita. Y muchas veces esto así les resulta. El adulado encariñado con el altar que se le ha creado abraza y besa a quienes le adulan. Pero cada cual en la soledad de sus silencios, sabe que todo es al final falsas posturas. Que adulador y adulado están parados sobre hielo delicado. Y  que sólo el interés hipócrita en dicha relación perdura. 

Criticar, acción tan vieja como la historia universal. Pero ¡Ay! Dios, que bendición cuando este examen con honestidad se realiza. Existen quienes piensan que lejos han de estar de quienes les critican. Que dichos juicios son como agua maldita. Y muchas veces esto así les resulta. El criticado enfadado por que de la nube le han bajado rechaza y condena toda justa crítica. Pero cada cual en la soledad de sus silencios, sabe que todo al final son posturas benditas. Que criticón honesto y honesto criticado están parado sobre piedra maciza. Y que sólo el un sentimiento positivo en dicha relación domina. 

"Acepto las críticas siempre y cuando me llenen de elogios"  
"Acepto elogios siempre y cuando tengan crítica" 

En fin. 

Por Javier Suárez
Crítico adulador. Periodista y fotógrafo. 

lunes, 28 de octubre de 2013

Missis Pérez... Un arcoíris de lágrimas y sonrisas, de olores con colores.


Olía delicioso. Un aroma que al respirar profundo permitía inhalar paz, calma. Fragancias que parecían tomar color y combinarse con la clara tonalidad de las paredes, creando en conjunto un escenario de confianza. Una atmósfera de seguridad en el presente, de fe en el futuro que guarda con gratitud las experiencias contradictorias de un pasado impregnado de amor, indigencia, hambre, frío, miedo, incertidumbre, solidaridad y esperanza.

No era sólo un espacio muy limpio. No era solo un lugar urbano con ambiente a bosque en una de sus esquinas. Era un sitio muy reservado. El mismo en el cual quien es invitado, conoce el real significado de la palabra bienvenido. El hogar de Missis Pérez.

... Y al atardecer de un reciente sábado...
_Gracias por invitarme a ser huésped esta tarde en su casa. Le dije.
-Gracias a usted por acoger mi invitación y permitirme ser un ser anfitrión. Ella me respondió.

Sí, ha comenzado una amistad hermosa entre un arcoíris y un poema. Entre una dama espiritual y un loco poeta, fotógrafo y periodista. Entre Missis Pérez y yo.

Recordamos que fueron nuestras cualidades las que nos acercaron, lenta pero sinceramente. Hace cerca de tres años de cara a mi face, es decir, viendo mi Facebook, observé la foto de perfil de una mujer que mostraba reír sin fin. Exponía un gesto de alegría humilde que me contagió de lo mismo. Le escribí entonces en su página dándole en forma muy breve las gracias por compartir en Facebook la magia de esa sonrisa. De la misma forma educada y sencilla y hasta más breve fue su respuesta a mi comentario.

Pasaron tres años para que de nuevo nos saludáramos por aquella red social. Confesando al mismo tiempo que desde el primer mensaje, ambos sin respondernos, permanecimos pendientes recíprocamente de nuestras páginas. Entre la conversación surgió de sus palabras un "Gracias" , igual al que le había escrito yo en aquel tiempo, por la energía positiva que su sonrisa me había inspirado. Pues mi mensaje de la misma manera le inyectó fuerza a su espíritu justo cundo en medio de su fe, su valor estaba lastimado. Ahora coincidimos que fuimos por Dios usados para que sin conocernos nos recordáramos mutuamente lo que somos. Sus hijos.

En fin, la conocí personalmente al visitar su academia de belleza, New Concept Beauty School, localizada en la ciudad de Elizabeth, estado de New Jersey. Sabía que yo además de periodista era fotógrafo y que por esos días estaba sin empleo. Me propuso entonces que le hiciera a su escuela un estudio fotográfico. "Tomas unas fotos espectaculares. Yo mando a hacer un estudio cada año con los grupos de la academia. ¿Para qué contratar a alguien más si tú lo puedes hacer? Acepta, de esa forma ambos nos seguimos ayudando". Me afirmó con gran entusiasmo Missis Pérez.

Estoy entre el grupo de personas que dicen tener pocos amigos pero de gran calidad. Y la doña ya está en mi lista. Bueno, y yo en la de ella. De ahí lo agradable que fue la tarde en la casa de aquella dama, de Missis Pérez... Un arcoíris de lágrimas y sonrisas, de olores con colores.

Antes del arcoíris la tempestad.
Llegó de Colombia hace muchos años, más de 30. Con su esposo y embarazada. Ya la pequeña Luz Marleny se abría camino a la vida desde el vientre de su mamá. La conquista del sueño americano empezó como la de muchos, en forma de pesadilla. Fueron expulsados con frialdad a la calle en pleno invierno por alguien que se esperaba debía acogerlos con calidez. Abrigados solo con la fe de un mejor mañana y por la ropa que vestían al momento de ser echados de lugar donde vivían, deambularon por meses en los trenes subterráneos de Nueva York de noche y de día buscando en aquellos vagones el calor.

Atentos como lobos hambrientos acechando a su presa, esperaban lentamente las sobras que las personas dejaban en los restaurantes de comida rápida. ¡Por favor! No boten esa comida, tenemos hambre. ¿Podemos cogerla?. Mientras mendigando alimentaban sus cuerpos, Marleny orando nutría su alma. Hablaba con la hija que en el vientre se movía, prometiéndole que al nacer Dios haría que todo cambiara.

Y no hay montaña que la fe no pueda mover ni tren que la fe no haga parar. A una semana de dar a luz, reciben la compasión de la esposa de un pastor que los vio acongojados en uno de los vagones. Los hospeda en su casa, sin conocerlos pero desde ya amándolos. Sin querer incomodar la pareja a los días sale sola hacia al hospital más cercano, pues ya azotaban los dolores de parto. LLegan a un centro médico privado que los rechaza por ser indocumentados y sin seguro. En su afán de llegar a un hospital público esperan el bus que hasta una zona en Queens los llevaría. Marleny rompe fuente en la calle. El frío congela los huesos. La fe se debilita pero no se congela. Un policía la escena observa y los ingresa de nuevo al hospital que el servicio les había negado. La autoridad exige que se les atienda y llega entonces a la vida la pequeña hembra.

Las cosas empiezan a cambiar.
Al salir del hospital Marleny seguía orando. Pedía no causar más molestias a aquella bondadosa familia de predicadores. Y su esposo le decía que Dios la ha escuchado. Qué otra hermana de la iglesia que de viaje por largo tiempo se habría marchado, permiso de quedarse en su apartamento les había dado. Al entrar al lugar, todo estaba amoblado e incluso hasta un cuarto para bebé estaba arreglado. Vaya coincidencias afirmó admirada quien ahora ya era mamá, luego de pensar años atrás, ante la muerte de su primer hija en el vientre, que jamás podría engendrar.

En fin, a esta altura de la historia yo ya me había tomado dos vasos de jugo y dos tazas de café. Y porqué ocultarlo. Algunas lágrimas se retenían en mi retina, a la espera de mi permiso para salir. Pero Missis Pérez narraba aquellos hechos con tan admirable calma, que decidí no hacer drama y abstenerme de llorar.

Qué coincidencia enorme se presentaba con aquel apartamento. Todo perfecto. Hasta cuarto dotado para un recién nacido. ¿Obra mágica del destino?. ¡Humm! No. Obra de varias persona con corazones compasivos. La comunidad de la familia cristiana que de las calles los rescató, aportó con donaciones todo lo necesario para que este sueño americano, de esta familia colombiana, empezará un mejor despertar.
Por años vivieron como inquilinos en ese edificio, del que fueron posteriormente los conserjes. Con empleo y con papeles, los Pérez siguen su camino. Incluso hasta trabajan en el ramo de la construcción. Marleny apoya a su esposo. Se pone botas y overol y como un hombre de tú a tú instala pisos, arregla techos, pinta edificios, se vuelve plomera, albañil y al tiempo una mamá feliz.

Una nueva nube tapa el arcoíris.
La honestidad y buen trato que Marleny mostraba, la llevó a trabajar como empleada interna en el hogar de prestigiosas familias neoyorkinas. Obteniendo de ellas excelente trato, que era ampliado incluso hasta a sus hijos, pues ya estaba el nuevo miembro de la familia, Juan Pablo.

Todo lucía ideal. Pero la vida no deja de enseñar. No cesa de empujarnos hacia el crecimiento aunque para ello nos arroje al abismo. Desmayos frecuentes. Dolores insoportables de cabeza hacen que la existencia de Missis Pérez se vuelva tensa, pero no incrédula. Nada le hacía desistir de pensar que cada día es mejor al anterior y que cada día es una bendición aún con sus respectivas tristezas.

Fuerza interna que le fue vital para soportar en silencio el diagnóstico de un tumor cerebral. Para entregar a Dios su vida, la misma que los médicos afirmaron terminaría en pocos días. Y en un viaje a Colombia en busca de una opción clínica, siente que es operada en el avión mientras en el vuelo dormía. Magía, energía positiva, fe, milagro, decreto, como se quiera llamar, el tumor ya no estaba presenten en los exámenes médicos siguientes.

Retorna a Nueva York con salud, pero sin empleo, pues alguien que solo por unos días la reemplazaría decidió quedarse con el trabajo. Un tema tan triste y complicado que prefiero no comentar. En fin, Marleny se va entonces para Miami y allí trabaja en almacenes. Para este tiempo ya se había separado de su esposo. Pero conservaban como hasta hoy una especial comunicación. Y es esa relación de amigos, de cómplices que de nuevo actúa a favor. Se convierten en socios y compran una pequeña escuela de belleza, que actualmente es una de las más destacadas del estado jardín.

Los colores y olores el acoíris.
La vida no es una estación fija de alegrías, tampoco lo es solo de tristezas. Es una mezcla constante de ambas cosas. Lo que recalca Missis Pérez es que todo es una experiencia necesaria, planeada. Que cada tormenta es creada para poder apreciar el esplendor del arcoíris. El sol sale y se pone al frente de la misma nube que lo tapó. Y con su luz refracta en las gotas de agua que fueron antes tempestad, formando así el fantástico fenómeno natural.

Escuchando a Missis Pérez nos damos cuenta que la fe nos permite ver los colores que viene tras la oscuridad. Que por adversa que una situación nos parezca, al enfrentarla con fe pasará como todo temporal, dejándonos luego experiencias que nos hacen madurar y apreciar mejor el fascinante paisaje que ofrece la vida, con abismos, con llanuras, con montañas, con mesetas, con ríos, con desiertos, con mares y océanos, con lágrimas y alegrías, con olores pestilentes con fragancias exquisitamente perfectas.
Ahí estuve con Missis Pérez, escuchando sus colores. Observando sus esencias. Amante de los aceites esenciales, de las plantas, de los ángeles, de Ginger su mascota, de sus hijos, de su escuela. Una tarde inolvidable con una mujer para recordar siempre...

Tanto en su cabello, como en sonrisa, en su alma... La fe es el sol que atraviesa sus alegrías, que cruza sus lágrimas para convertir la vida en un arcoíris espiritual.

jueves, 17 de octubre de 2013

Los sentimientos necesitan reposo


Por Javier Suárez/ susurro12

Hoy estoy entendiendo las ventajas de la soledad. Al final, esta resulta siendo una excelente compañía. El camino "equivocado" que nos puede llevar a un punto correcto. La experiencia "triste" que genera alegría. La oportunidad de conocernos a sí mismos, más que el espejo a nuestros cuerpos. Soledad... Creo que es mejor llamarla "reposo".

Almas inquietas por el valor o el miedo. Corazones fortalecidos o por el mismo amor heridos. Egos desnutridos por la desilusión o súper alimentados por la ambición. Todos y todo necesitamos reposo. O mejor dicho, algo de soledad.

Es en soledad cuando nuestro ser encuentra con quien hablar. Si sabe escuchar la voz de Dios oirá. Si solo oye su propio grito el eco del tormento hará su ruido. Es en soledad cuando las ideas suelen ser más brillantes o las conclusiones muy oscuras. Si en soledad la soberbia es la compañía, no habrá reposo ni de noche ni de día. Es entonces la condición perfecta para preguntarnos y respondernos. ¿Cómo nos estamos sintiendo? ¿ Porqué estamos así? ¿ Es lo que queremos? ¿Qué camino seguir? - Con respiración profunda y lenta en reposo encontraremos respuestas, la sabiduría para entenderlas, y la fe para aceptarlas e incluso transformarlas. 

Ay de quienes con afán buscamos algo que hacer o con quien estar para esquivar estar solos. Pues perdemos la oportunidad de hacernos a sí mismos compañía. Se podría estar entre multitudes danzando, durmiendo con alguien a nuestro lado. Tener muchos amigos, contar con muchos empleados. Ser simpático o esquivo, Joven o viejito, altos o bajitos, feos o bonitos, la soledad no discrimina. Es un regalo que nos da la vida. Una pesadilla que no termina. Depende en realidad de lo que con ella se haga. Reposar en soledad es la mejor alternativa. Sirve para recargar energías. Gozar de la infinita libertad que dicha prisión brinda. 

Como escribió en uno de sus libros mi gran amigo y colega Paulo Coelho. ¡ Jajaja! Como quisiera que ello fuera cierto y ser amigo de tan gran pensador y maestro. ¡Bueno!!!! en soledad así lo pienso, y creo que sin conocerlo, por medio de sus letras somos ya grandes amigos. Ven, la soledad ayuda a convertir en positivo muchas cosas que tenemos en negativo o al revés. En fin. ¿ En qué estábamos? Ah ya, en lo que escribió Coelho con relación a la soledad: " Y, para aquellos que no se dejan asustar por la soledad que revela los misterios, todo tendrá un sabor diferente. En soledad descubrirán el amor que podría llegar inadvertido. En soledad, entenderán y respetarán al amor que se marchó. En soledad, ellos sabrán decidir si vale o no la pena pedirle que vuelva o si deben permitir que ambos sigan un nuevo camino". 

Dejé de temerle a la soledad, de rechazarla, de disfrazarla, de ocultarla, de desaprovecharla, y ahora que es mi cómplice he hallado más amigos, nuevas experiencias, mas valor. Sé más de mí. Estar en soledad, en condición de su amigo, nunca será un tiempo perdido.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Zeal... El mágico nutriente de un milagro.


Testimonio de fe y salud... Me sanó de migraña
"Zeal, el mágico nutriente de un milagro"

Quienes no padezcan de migraña o que jamás hallan sentido un dolor de cabeza crónico gozan de un privilegio celestial. No obstante quienes sí sentimos que el cerebro, que un ojo, que el cuello, que la frente se nos revienta, ¡Ups! sufrimos un tormento infernal. Para ambos grupos es este testimonio. Pues de lo que les hablo está aliviando casi todo. 

Mi caso paso a paso lo detallaré en una publicación especial. Pero les alcanzo a contar lo esencial. Una severa migraña que a diario me daba, estaba acabando con mi cuerpo, con mi vida, con mi alma. Dos años seguidos ingiriendo medicamentos, de 4 a seis pastillas por día, y hasta más. Por mi organismo habrán pasado más de 2 mil analgésicos, durante este aterrador tiempo de oscuridad. 

Mi última súper crisis, una que estuvo a punto de llevarme por cuarta vez a una sala de urgencias, se presentó el domingo 1 de septiembre del 2013. Hace una semana. Con miedo al hospital y a la morfina que siempre allí me aplican y sobre todo por la cuenta que luego llega y que enferma mucho más, decidí enfrentar dicho malestar en casa. Rutina, luces apagadas, cero bulla, ruido solo el de mi garganta al vomitar. Y en medio de la agonía abría y abría mi tarro de pastillas. No hay temor a la sobredosis de analgésicos. El corazón y el hígado no importan en ese momento. Lo único que existe son las ganas de que el dolor de cabeza desaparezca, aunque sea con cabeza y todo. 

En fin, por desespero ingerí toda la medicina que tenía. Llamé a una amiga para que me trajera con afán otro de esos frascos más. Por casualidad "divina" ella se encontraba con un amigo reunida. El hombre nota su preocupación y al saber lo que sucede, le dice con seguridad: déjame de tu amigo encargar. No le lleves esa medicina. Y ambos llegan a mi casa portando en sus manos 4 botellitas. Estaba tan agotado y agobiado que se las recibí y una al instante abrí, su contenido con agua mezclé y sin ganas la bebí. En ese momento tomé también la mejor decisión de mi vida. 

La intensidad del dolor se empezó a reducir. Esa noche como bebé juicioso dormí. Y desperté como hace dos años no lo hacía, por la caricia de la luz del día y no por el azote del dolor. Desde el amanecer siguiente a mi última crisis hasta la fecha, no he tomado una sola pastilla para el dolor de cabeza. Zeal, dos y hasta tres veces al día, me tiene con alegría. Me devuelve en ese aspecto mi normal vida. Incluso mi actividad académica, la deportiva, la laboral y la social las disfruto y ejecuto con gran tranquilidad. 

Las oraciones de mi madre, las de mis parientes y amigos y las mías, fueron escuchadas y en este nutriente en salud transformadas. Por ello quiero presentarles a Zeal, de la compañía Zurvita, más como un testimonio de fe y salud que como un negocio. Aunque al final también podría este producto nutrir y sanar las finanzas, según otros testimonios. En fin, lo importante aquí es que te animes a conocerlo, a probarlo y a compartir luego el mágico nutriente de un milagro, que no sólo alivia los dolores de cabeza. Ayuda a perder, mantener o a ganar peso también. ¡Gracias! Por escucharme. 

Para más detalles contáctame a : susurro12@hotmail.com
Por mensaje privado de Facebook: www.facebook.com/JavierS37
Conoce de lo que te hablo y adquiere este "milagro" en : www.javiersuarez.zealforlife.com

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Zoilo Nieto. El despertar del sueño americano con tesón colombiano.


Por Javier Suárez(Periodista y fotógrafo freelance)
La superación no es un tema que se predica, es un asunto que se demuestra. Y la vida de quien a continuación me refiero es ejemplo de ello. Hace poco días mientras realizaba en Nueva York un reportaje gráfico sobre el tema de la inmigración, pedí permiso para hacer unas tomas en una de las escuelas de idiomas más reconocidas que reúne a miles de estudiantes de diversos países. Por bendita casualidad, pude conocer al protagonista discreto, moderado, reservado de esta obra que vidas ha transformado. 

En los años 80 el joven de origen colombiano Zoilo César Nieto Díaz empacó poca ropa en su maleta pero muchos sueños en su corazón. Desde aquella época forma parte de la colonia colombiana emigrante que como inmigrantes hacen patria honesta en cualquier otra nación. 

La ciudad de Girardot en el departamento de Cundinamarca, Colombia, despedía en ese entonces a uno de sus hijos. Al poco tiempo la Gran Manzana en el estado de Nueva York, Estados Unidos, le daba la bienvenida. Hospedada a quien hoy ha logrado demostrar que la fe, la perseverancia, el enfoque, la visión, la voluntad, el sacrificio y la educación tienen su recompensa. 

Como en toda época, el arduo trabajo es parte diaria del inmigrante que se quiere superar. Zoilo, intentaba en español, como vendedor de enciclopedias profesional, competir en un mundo laboral que no entendía su idioma. Tuvo que dejar ese empleo y trabajar en una fábrica, en la que hablar inglés no era el requisito laboral indispensable, obligado. 

Cansado pero no desilusionado llegaba a dormir en un pequeño cuarto ubicado en el húmedo sótano de un hogar. Contento de haber logrado obtener lo suficiente para pagar la renta, pero no satisfecho de su bajo ingreso, dormía despierto pensando en cómo progresar. Renuncia a la fábrica y empieza a vender filtros para el agua y a ofrecer ollas. Esto último le funcionó muy bien. Los filtros purificaron sus pensamientos y en las ollas cocinó sus sueños. Reflexionó sobre las causas y las razones que le impedían a él y a la mayor parte de inmigrantes hallar mejores oportunidades laborales. Busco en vano empleos con horarios flexibles que le permitirían estudiar inglés. No hallaba ningún centro académico que fuera económico y que ofreciera programas especiales que le facilitaran el aprendizaje del nuevo idioma. Decide entonces aprender inglés por su propia cuenta. Sin olvidar a otros extranjeros que por el cansancio, los horarios de trabajo, el estrés y la carencia de centros de enseñanza no lograban superar la barrera del lenguaje.

Un solo alumno, un solo tablero:
Inquieto y al tiempo animado usa la necesidad existente con el tesón colombiano. Compró madera y pintura para armar los primeros tableros en un pequeño local. Consiguió un socio para su proyecto y con tan sólo un estudiante, comenzó a educarse el sueño americano de varios inmigrantes que hoy suman miles y miles. Con el paso del tiempo fue programando nuevos textos para las clases. Con tenacidad y pasión, siguió dedicando a su visión meses y años de esfuerzos. Tuvo que innovar en muchas áreas, como flexibilidad en los horarios y disponibilidad inmediata, para que los alumnos pudieran estudiar mientras trabajaban. Vio la necesidad de desarrollar programas que se basaran primero que todo en la comunicación oral, lo que lo llevó a crear un sistema propio de enseñanza de idiomas que es experimentado cada año por miles de estudiantes, quienes lo llaman afectuosamente Mr. Zoni.

La perseverancia con sentido y enfoque:
Aquel hombre que aún conserva el aire de timidez de aquellos años, se le reconoce actualmente como el fundador de Zoni Language Centers. Uno de los centros de enseñanza de idiomas más destacados en el mundo, con 10 sedes en 5 países. En estos centros más de 300 mil estudiantes internacionales e inmigrantes han aprendido un segundo idioma.

Zoilo Nieto a sus 49 años de edad no ha dejado de soñar y trabajar por la realidad de sus deseos. Recientemente expandió su conocimiento e imperio educativo a Europa. Es ahora Director de SOUTH CHELSEA INTERNATIONAL COLLEGE, institución universitaria en Londres, Inglaterra, que ofrece programas en Turismo, Información Tecnológica y Negocios.

En el año 2002 su labor fue reconocida y premiada con el Certificado “The Presidents “E” Certificate for Exports” “en el nombre y por la autoridad del Presidente de los Estados Unidos”, por su excelente contribución a la educación internacional. El premio fue otorgado a ZONI LANGUAGE CENTERS y a la UNIVERSIDAD DE NUEVA YORK.
Veintidós años después del primer tablero, ZONI LANGUAGE CENTERS se ha convertido en líder de la educación internacional, estableciendo una reputación que lo distingue como asesor de las universidades en el mundo para su internacionalización y la adaptación de nuevas tecnologías educativas. Ha asesorado a una amplia variedad de universidades en países como Japón, Turquía, Corea del Sur, Italia, Brasil y México.

Sin olvidar sus comienzos:
Zoilo Nieto es reconocido por su compromiso con los problemas que sufren los inmigrantes. Promoviendo y defendiendo causas de la comunidad llegó a vincularse con miembros del gobierno y de la vida pública en Estados Unidos. Varias veces ha recorrido los pasillos de las oficinas en Washington, visitando a cada legislador, haciendo lobby por los derechos de los inmigrantes. Trabajó muy de cerca con el Ex Gobernador de Nueva York George Pataki, y con senadores y representantes de varios estados. Ha sido asiduo defensor y promotor de los derechos de los colombianos en el exterior, apoyando causas como el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en Inglés) y el Acta del Sueño conocida como Dream Act ((Ley de fomento para el progreso, alivio y educación para menores extranjeros).

La labor filantrópica de Zoilo ha patrocinado varias causas sociales. Entre ellas al menos 50 niños al año de la organización humanitaria cristiana World Vision, que lucha por las causas de pobreza e injusticia de los niños, sus familias y sus comunidades. Y ha patrocinado un gran número de estudiantes para que puedan llegar a este país y aprender un segundo idioma, que les dé la oportunidad de obtener una mejor calidad de vida.
La historia de Zoilo Nieto es probable que pocos la sepan, aunque su obra sea in ternacionalmente visible. No obstante al conocerla, ella genera esperanza, respeto, admiración y motivación.

miércoles, 10 de julio de 2013

No te acuestes con ella...

No te acuestes con ella... Jamás te hará dormir alegre ni despertar con alegría. Aunque tus ojos no la vean tu alma la percibirá cerquita. 

No te acuestes con ella... El amor no podrás hacerle aunque toda la noche, en tu cama, te haga compañía. Sudarás de miedo y agonía más que de pasión por el sexo o por la vida.

No te acuestes con ella... No le hagas un espacio en tu recámara, ni permitas que caliente tus sábanas, ni que pose en tu almohada su invisible rostro de real pesadilla. 

No te acuestes con ella... Mejor levántate y camina. O comparte tu cobija con las dos o tres cositas buenas que te han pasado en el día. Ora, perdona, ama, confía... Pero no te acuestes con ella. La depresión no es buena, ni en la cama, ni en la vida. 

(Foto texto/ Javier Suárez)

domingo, 7 de julio de 2013

Besando con los ojos cerrados

Cierro mis ojos para ver los labios que beso, y sentir que me pierdo entre los suaves mimos de tu boca. Aprieto el vacío entre mi abrazo y mi cuerpo, te percibo tan cerca que besarte sin fin provoca. 


Cierro mis ojos para ver los labios que beso, invisibles como el viento, reales como la brisa que en mi deseo sopla. Besos que humedecen mis labios, roces que resecan mi boca. 

Cierro mis ojos para ver los labios que beso... Pero la baba que me sale por estar soñando despierto, me hace abrirlos de nuevo y reconocer que tu boca en la mía no reposa. 
(Foto Texto/ Javier Suárez)

martes, 28 de mayo de 2013

Es mejor ser elegante con la verdad que arrogante con la razón (Por Javier Suárez)

"La arrogancia atrae el odio y la envidia. La elegancia despierta el respecto y el amor...". Cuando leí la frase anterior compuesta por el filósofo Paulo Coelho, y compartida en un muro de Facebook, recordé que dos o tres semanas atrás, una persona que me quiere hoy, con cariño me dijo en aquel ayer: ¿ No crees que el asunto se deba a la arrogancia?. Entonces sentí que por medio de dichas circunstancias Dios me estaba hablando. Y como cosa rara, yo le quise escuchar. 


Tras ese diálogo misterioso y extraordinario que con Dios se tiene, llegué a una conclusión... me faltó, me falta elegancia y aunque tuve y tenga la razón, me sobró, me sobra arrogancia. Pero debo aclarar que no sólo cito la palabra elegancia en su significado mercantil de moda, vanidad o algo similar, aunque al final eso también termina contando. La traigo con relación al significado más amplio que le dá el filósofo Paulo Coelho. Para él la elegancia es sinónimo de buen gusto, amabilidad y equilibrio. 

Lo mismo digo con referencia a la arrogancia... cuyo significado literal es: Altanería, soberbia o sentimiento de superioridad ante los demás. Pues bien, aunque una persona frente a otras tenga la razón, si carece de elegancia espiritual, su verdad más que admirada será rechazada. Su presencia más que un honor será vista como una amenaza. Sobre todo por personas que en sí, sí son arrogantes, soberbias, mediocres, débiles tal como el diccionario lo indica. 

De ahí la importancia de la elegancia en todo instante, incluso, en los momentos que no se cuenta con la razón. Vengo desde hace algún tiempo enfrentando diversos hechos que me han llevado al desánimo, a la desilusión, a la frustración y a escuchar hasta la más triste canción. Pero me di cuenta después de los 40, que desde los 15 no he sido elegante sino arrogante. Comprobado ha quedado que en la mayor parte de los casos he contando con la verdad a mi favor, no obstante, por igual, se puede verificar que dicha verdad no supe compartir o callar. Y que sin querer he inspirado más temor que confianza. (...) Y eso me lo han dicho varias veces en la cara, pero sin cariño, más como venganza, como ataque, que como observación. 

En fin la elegancia humilde no somete al elegante, a la voluntad del mediocre, ni al noble a la dirección del soberbio, pero sí ayuda a ambas partes a orientar las ideas y sus relación hacia un sano equilibrio. Ya es tarde para recuperar oportunidades y experiencias del pasado, pero las pocas o muchas que me queden desde este presente, espero poder asumirlas con elegancia sin arrogancia. Los amo.

viernes, 11 de enero de 2013

Un... se me ocurrió


¡Te amo!!! Quizás si dejo de repetirlo tantas veces, podría empezar a olvidarte y jamás volver a recordar que eres el amor de mi vida. 

(Por Js)

martes, 8 de enero de 2013

Historia de motel... “Tu recuerdo nos hizo vestir”


Todo estaba listo para asegurarme que podía olvidarte. Qué mi pasión aunque te extrañe de tus caricias no depende. Que mi cuerpo puede excitarse por los besos de otra boca y ante las formas sensuales de otra piel ardiente.

Inútil aquel carnal intento de intentar olvidarte. Mis sentidos casi enloquecen. En sus labios sentía tu boca. Y aunque era una compañía hermosa, tu belleza ausente estaba ahí presente.

En sus hombros yo debía suspirar. En sus hombros me puse fue a llorar. No pude penetrar en la complicidad de mi aventura. Mi mente estaba turbia y mi corazón igual.

Desnudo en cuerpo pero abrigado en las imágenes de nuestro amor. Le fui sincero y ella lo entendió. Y aunque ahora no te tengo, todavía tuya es mi pasión. Fue un error querer quemar en otra llama tu fuego. Incendio que ha de extinguir sólo Dios.

Todo estaba listo para asegurarme que podía olvidarte. Qué mi pasión aunque te extrañe de tus caricias no depende. Que mi cuerpo puede excitarse por los besos de otra boca y ante las formas sensuales de otra piel ardiente. Pero... Tu recuerdo nos hizo vestir.

Por Javier Suárez- Js

Historia de motel... “Tenía ganas de ser infiel”



Tenía ganas de ser infiel. Desafié a la pasión. La invité a humillar al amor. Pensé que así no te pensaría. Sentí que así no te sentiría y quise experimentar.

Tenía ganas de ser infiel. Llegamos al viejo y cómodo motel. Ambos con ganas de hacer sudar nuestra piel. Habitación 110, primer nivel.

Tenía ganas de ser infiel. Entre mis brazos la tomé y sus labios besé. Estaba bonita. Lucía sensual. Su existencia perfumada la hacía desear.

Tenía ganas de ser infiel. Bajé un poco la luz y lentamente su cuerpo desnudé. Estaba bonita. Lucía sensual. Su existencia perfumada la hacía desear.

Tenía ganas de ser infiel. Ante ella la ropa me quité. Sus manos empezaron mi cuerpo recorrer. Estaba bonita. Lucía sensual. Su existencia perfumada la hacía desear.

Tenía ganas de ser infiel. Había nerviosismo, permanecíamos de pie. Hambre de pasión, sed de placer . Besaba divino y divino acariciaba también.

Tenía ganas de ser infiel. La cama ancha sintió nuestro peso. Y entre beso y beso, las románticas palabras se transformaban en suaves gemidos.

Tenía ganas de ser infiel y no pude poseer a esa bella mujer. Tu recuerdo nos hizo vestir.

Por Javier Suárez/ Js