martes, 16 de junio de 2009

Renacer en la fe o morir en la desesperanza



En este instante quizás usted esté cumpliendo una hora más, un día más, otro año más, de vivir en una agotadora situación de tristeza, incertidumbre, negativismo, pesimismo...etc.  ¿Ha notado que el tiempo pasa y pasa pero sus problemas siguen intactos, incluso aumentando? ¿Ha hecho algo para lograr su felicidad, diferente a gritar su desdicha todo el bendito tiempo? ¿ Piensa sólo en la adversidad? ¿Habla y habla como lora mojada de su “mala suerte”,  de sus dolores, de sus miedos? ¿ Se siente triste aún estando alegre? ¿Envidia, critica, se burla de quién no padece sus mismas crisis? ¿Bosteza a cada momento pero no de hambre sino de aburrimiento? - Si respondió afirmativamente alguna de las anteriores preguntas, es muy probable que usted necesite, como yo, volver a nacer (Mateo 19:14 ; 14 Mas Jesús les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos)  

Y no se trata de ponernos de nuevo pañales, sino de recuperar la limpieza espiritual que posee un ser al llegar al mundo. Cuando veo  en Discovery Channel programas de la vida animal, me fascina contemplar la imagen de los cachorros de imponentes fieras salvajes.  Crías de leones, tigres, hienas, osos, elefantes, son tan dóciles, tiernos, juguetones y cariñosos, que parece imposible reconocer que al crecer se convierten por instinto en potentes armas peligrosas con patas, garras y colmillos. Algo muy similar pasa con la raza humana, pero esta no por instinto sino por soberbia,  emplea para destruir lo que posee para edificar, su mente, su lengua, su corazón, su espíritu.

El alcohólico, el drogadicto, el asesino, el ladrón, el violador, el estafador, el explotador, el pesimista, yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, en fin, todos fuimos inocentes, amorosos, sinceros, aunque únicamente fuese entre el vientre materno, y algunos añitos fuera de él.  A mí me sirvió mucho, en un tiempo de conflicto espiritual, revisar las fotos familiares que muestran mi época de bebé. De esa forma, comparé a ese niño del ayer, sin nada de maldad en su alma, con el hombre arrogante, neurótico, cobarde, mediocre, egoísta, traidor, chismoso, petulante, en el que me convertí durante un largo período de mi vida. Lloré de vergüenza, al darme cuenta que en vez de crecer y madurar positivamente, me estaba transformando en un ser muy negativo. 
Si no tienes álbum familiar, ni videos de tus primeros años de vida, proyecta en tu mente esa época, más aún, viaja con tu imaginación al vientre materno. Vuelve a nacer. Si eres de los que piensas, por diversas razones personales, que nunca has tenido madre, pues imagina que la luna, que el sol, que una nube, una cáscara de huevo, que el océano, o que una sencilla flor, es la matriz de tu existencia y desde ella, recupera la calma que hoy has perdido.  Visualízate siendo un bebé (pero no llorón) uno que alguna vez sonrió, que jamás pensó en hacer daño, que observaba todo con curiosidad, sin malicia. Que lo escuchaba todo sin perversa intención. Que no se quedaba derrumbado en el piso sobre el vómito de sus tristezas. Que se quejaba sólo cuando en verdad había dolor y volvía a reír a carcajada al sentirse mejor. Que aprendió a decir  “papá, mamá, abuelita”  antes que expresar, calumnias, chismes, maldiciones, groserías. Arrodíllate frente al bebé que fuiste y pídele perdón por la forma negativa en la que has convertido tu vida. En mi caso, también pido perdón a Dios,  por el equivocado uso que le he dado a sus bendiciones. 
Ahora amigo gatea conmigo para luego dar nuevos pasos hacia un lindo destino. Vacía el licor de la botella y llénala de agua o limonada. Da gracias por lo poco o mucho que tengas para que se abran puertas de prosperidad. En un disgusto cuenta hasta diez mentalmente antes que tu lengua la primer palabra suelte. Evita ser ordinario, bajo, basto, vulgar y de poca estimación en tu cotidiana actuación. Enfoca tus sentidos, tus palabras, tus pensamientos en lo que quieres, tanto en el hogar, como en la escuela, el trabajo, en la calle. Sin ofender, aléjate bastante de las personas negativas, actúa como Shakira frente a ellas, ciega, sorda, muda. 

Si estás en el grupo de los creyentes cristianos, sumérgete en las aguas del bautizo. Vuelve a nacer. Si no lo estás, podrías abrazar un árbol y por medio de su raíz consentir toda la tierra. Vuelve a nacer. Si la primera opción no te gusta y la segunda te parece ridícula, mierda, entonces no sé que más decirte. Al fin y al cabo no escribo para transformar vidas, sino para compartir detalles que están mejorando la mía. Quiero renacer una y otra vez en la fe antes que vivir agonizando en la desesperanza. (Derechos reservados. Nota publicada en el informativo Personalidades de New York y New Jersey)

martes, 2 de junio de 2009

No odiemos con la lengua lo que amamos con el corazón

Parecidas tentaciones a las del padre Alberto muchos llevamos dentro


El chisme una vez más ha facilitado que desvíe mi  atención de mis propias fallas, errores, defectos, para  interesarme  en los de alguien más, en los del padre Alberto. El ex sacerdote católico de Miami,  que con su carisma religioso logró atrapar la admiración de miles y miles de feligreses. El  párroco hispano que por sus sentimientos  conquistó  el  amor  de una dama latina, y el morbo, el comentario, la crítica, el juicio, la polémica, la desilusión, la solidaridad, el respaldo, el interés en muchas almas de diversas partes del mundo.

Ha sido muy fácil y cómodo para muchos  opinar y juzgar el proceder del  ex curita. Hay que aprovechar toda oportunidad que nos permita ver de cerca, de lejos, de lado, el polvo en el ojo ajeno y no la basura que  en nuestra propia vista no está dejando ciegos.

No se necesita usar sotana para experimentar el poder de la tentación, del amor, de la sexualidad. Quizás ahora  cientos de médicos, abogados, policías, bomberos, periodistas, amas de casa, taxistas, pastores, enfermeras, astronautas, poetas, panaderos, meseras, meseros y hasta banqueros, estén enfrentando sus propias luchas internas , negando u ocultando sus tentaciones.

Dicen que un alcohólico es terco al comienzo y no reconoce que necesita ayuda, lo mismo parece sucedernos con nuestro ¨lado oscuro¨, con nuestros deseos ocultos.  Todo empieza o termina siempre a raíz de nuestras propias decisiones. Decidir, escoger,  no hay de otra.  ¿Pero qué escogemos, qué decidimos?   Nos orientamos hacia lo negativo o hacia lo positivo, recordando que lo positivo es aquello que nos genera una sensación de paz, bienestar, confianza, amor, optimismo, libertad, solidaridad, compasión,  amor.

“Por eso no creo en lo curas, por eso no creo en los pastores, por eso no creo en los policías, por eso no creo en los médicos…. Etc” opinan muchos ahora, pero ninguno se atreve a preguntarse ¿ …y quién cree en mí?  ¿Creerán mis hijos en mí, mis padres, mis familiares, mis vecinos, mis clientes, mis empleados, mis jefes?   Y lo más importante… ¿cree usted en sí mismo? 

Debemos recordar que Cristo fue tentado muchas veces.  No creo que se hubiese resistido a ellas esforzándose mucho.  No me lo imagino arrancándose los cabellos entre el dilema de si cae o no  en sus tentaciones. A Jesús, en su condición humana,  lo describe la Biblia siempre seguro de lo que quería.  Eso nos hace falta a muchos, saber con certeza qué es lo que en realidad queremos. ¿Queremos odiar o amar? ¿Queremos valor o cobardía? ¿Queremos fama o anonimato? ¿Queremos abundancia o escasez? ¿Queremos paz o guerra? ¿Queremos sinceridad o hipocresía? ¿Queremos riqueza o pobreza? ¿Queremos romance o celibato?... en fin.

Nada ganamos con decir quiero esto y aquello y al tiempo afirmar cosas como: “ah, nunca tendré lo suficiente para conseguirlo. Eso es sólo para los ricos. No me merezco la felicidad. El amor no existe. La vida es muy cruel. Ya no hay solución. Nunca podré cambiar, yo soy así y punto. Nací para sufrir. El mundo es una mierda”, entre otras tantas declaraciones negativas, que contradicen lo que se quiere.

Lo que se piensa, lo que se desea, lo que se dice y lo que se siente, deben estar en el mismo canal, enfocados en el mismo propósito.  Si deseamos prosperidad económica pero nos la pasamos recordando los difíciles momentos en que hemos padecido necesidad  y decimos que el dinero es pecado e imposible de conseguir,  al tiempo que nos sentimos miserables y tristes…. ¿crees entonces que tu deseo de  prosperidad se cumplirá algún día?

Hay que hablar, pensar y sentir de acuerdo a lo que se desea.   Que el corazón, la lengua, la mente y el cuerpo vayan  por el mismo camino. Qué tire la primera piedra aquel que no ha pecado o que en su vida ni un moco se halla sacado. Perdonemos las tentaciones del padre Alberto para que por las nuestras no seamos  por el chisme condenados. (Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)

Su vida se apagó para encender un arco iris


Mientras lees este artículo lentamente, velozmente algunos adolescentes estarán manejando sus autos. Cuando termines de leerlo, también habrá terminado la vida de varios jóvenes, víctimas de la velocidad.

He visitado el hogar de la familia Verea, ubicado en la localidad de Clifton , New Jersey. Una casa hermosa en la que por 18 años se escuchó la risa, el canto, el llanto, los pasos a pie descalzo de Rebeka, la hija menor de Jorge y Lourdes.

Hoy, la casa sigue impecablemente bella, pero silenciosa. Ya la joven hermosa no camina por sus pasillos, ni baja como princesa las brillantes escaleras de madera que comunican al segundo piso. Rebeka falleció hace tres años en un accidente automovilístico.
Fue una tragedia muy conocida el 20 de junio del 2.005. Rebeka se graduó ese día de secundaria.

Una fecha dispuesta para ser celebrada pasó a ser una jornada de luto. La chica viajaba como pasajera en el auto de un amigo. Lo que sería sólo un pequeño recorrido, que se emprendió a exceso de velocidad, finalizó siendo un doloroso destino. Los detalles del fatídico hecho están en diversos archivos, pero en las familias involucradas, en sus vecinos y conocidos, permanece la nostalgia de un suceso sin olvido.

A la entrevista con los Verea me acompañó mi hija Valeria. Al escuchar el testimonio de dolor y fortaleza de los padres de Rebeka, ella me prometió que no manejaría más su bicicleta a alta velocidad. Mi pequeña a sus 9 años de edad, observó en el arco iris de Rebeka, una luz de vida que la invitaba a ser una automovilista responsable desde ya. Y es lo que también hacen los miembros de la familia Verea desde la muerte de su integrante menor, por medio de la Fundación Rebeka Verea (http://www.rebekavereafoundation.org/)

En varias ventanas de numerosos lugares observamos los afiches de la Fundación. Afiches que exponen el dulce rostro de la joven enmarcado por un hermoso arco iris. El doctor Jorge Verea junto a su esposa Lourdes y su hija mayor Viky, recorren las escuelas de la región para desacelerar la fatal tentación de los jóvenes por conducir a un peligroso nivel de velocidad.

La presencia del arco iris en el afiche va más allá de un diseño gráfico. Este aparece en diversas fotos que le fueron tomadas a Rebeka unas horas antes de morir. Por otro lado, un enorme arco multicolor fue captado en foto por una periodista, justo un día después de ser pronosticado por un sacerdote el día del entierro de la joven. Ese arco iris, parte en forma precisa del área donde reside la familia. De ahí que se ha convertido en el símbolo de muchas personas que han perdido a sus hijos por causa de conductores que manejan a exceso de velocidad. " No más niños muertos en el arco iris" pide la señora Lourdes. Basta con esta epidemia de conducción irresponsable que termina con la vida de nuestros hijos" exclama el Dr. Verea. (Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)
Nota:El siguiente video fue grabado por mi hija Valeria (10 años de edad) mientras yo realizaba la entrevista

Negativismo más contagioso que gripa porcina

(Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)

lunes, 1 de junio de 2009

"Tus deseos son órdenes"

(Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)

Más extraterrestre que él

(Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)

A la diestra del perdón

(Copyright. Artículo publicado en el periódico "Personalidades" del Condado Hudson. New Jersey.USA)

Una Piedra de Gratitud

¿Alacrán o cordero ?



Si recibiera tan sólo un centavo por cada vez que le digo a alguien “Dios te bendiga” de seguro sería un hombre multimillonario. Y si tuviera que pagar un centavo por cada vez que he dejado de hacer algo en favor de alguien, sin duda alguna estaría sumido en las más profunda bancarrota.


Una vez me encontré a un conocido en un restaurante hispano. Era la hora del almuerzo. Lo vi sentado en una mesa, lucía triste y tomaba sólo un café con pan. Pensé que estaba a dieta el melancólico hombre. Yo pedí un suculento arroz con pollo y me senté en la misma mesa del conocido. No faltó la pregunta más común: ¿ Cómo estás? le dije. No me respondió, sólo hizo un gesto de tristeza. ¡Upsss! creo que me senté en lugar equivocado, susurré en la mente. Pero la hipócrita pregunta ya estaba hecha y la respuesta en forma clara dada. El hombre estaba mal.

Como si hubiese abierto la llave del desahogo, el personaje comenzó a contarme sus adversas situaciones. No tenía empleo, contaba con muchas deudas. Estaba frustrado, flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones. Entonces, entró en acción mi sentido cristiano. Ya no le dije “hombre, amigo, campeón”, le empecé a llamar “hermano”. “ ¡tranquilo! Dios sabe cómo hace sus cosas. Dios aprieta pero no ahorca. Es una prueba que Dios le tiene. Vendrán tiempo mejores. No pierdas la fe, etc....” y por casi una hora no paré de bendecirle, de aconsejarle, de   "desa"- animarlo. Todo eso mientras disfrutaba de mi exquisito almuerzo y mientras él hacía rendir su taza de café. Aquel hombre atormentado por las famosas “pruebas” de Dios, no tuvo mayor tiempo para ser escuchado. Yo estaba tan feliz de poder ser útil a un prójimo que no me detuve de predicar. ¡ Caramba! que lejos estaba de reconocer que más que predicar la fe, la situación estaba hecha para practicar la caridad.

Una amiga mía de carácter muy alegre ingresó al restaurante. La presenté con mi conocido desalentado. Ella fue mucho más directa y le preguntó por que a la hora del almuerzo sólo consumía un café con pan. El le respondió de la misma forma que lo hizo conmigo, bajando la cabeza. Mi amiga descubrió hambre en la mirada de aquel abatido ser. Ella le replicó: “tiempos difíciles”. Y sin vacilar ordenó un churrasco para llevar y una opción abierta para el afligido. El se resistió a la invitación, pero la insistencia de mi amiga lo convenció de aceptar y disfrutar un plato más nutritivo que el café y el pan. En los 15 minutos que estuvo ella con nosotros, el hombre triste pudo ser oído mucho más, que lo escuchado en la hora que había pasado conmigo. Al retirarse mi amiga, dejó paga toda la cuenta y canceló por adelantado un almuerzo diario, por una semana, para el desilusionado varón. No dijo ni una vez algo parecido a “Dios lo bendiga” o “tranquilo que todo pasará”. Sólo actuó espontáneamente y caritativamente. En 15 minutos fue ella mejor testimonio de amor y fe, que yo en una hora de “blablabla...”. Algunos dirán que hice bien, pues “no sólo de pan vive el hombre”, a ver si alguien ha logrado vivir más a punta de sermón.

En fin, y hablando cristianamente, una mujer a la que consideraba atea , ofreció una prueba de amor que resaltó la importancia de actuar con base en la experiencia de Jesús y no quedarse únicamente como loros mojados repitiendo lo que dijo el Maestro. Sin embargo como buen fariseo le di la vuelta a la situación y le afirmé al hombre: “Ves, te das cuenta que Dios no te abandona, que escuchó nuestras oraciones en una hora”. ¡ jajajajajaj! ese cuento sólo yo me lo creía. La realidad es que el mensaje de ese día no fue para aquel desdichado ser, sino para mí. Estuvo muy claro que Dios no quería que yo repitiera lo que El dijo, sino que hiciera alguito de lo que Cristo hizo. Pude darle de comer a un hambriento, pero preferí dejarle ese gasto a Dios.

... Y de devotos como yo es que están saturadas nuestras iglesias, nuestros templos. A la hora de ser testimonios no parlantes del amor de Cristo, escogemos mejor darle todo lo material al Cesar y a Dios... la responsabilidad de los milagros que ya nos corresponden lograr. Que vergüenza siento al formar parte del grupo de quienes se convierten en mansos corderos sólo cada domingo, pero fuera de las sinagogas, de los altares, de los templos, cuando el pastor, el rabino o el cura, no nos miran, somos alacranes con veneno. En el trabajo bendecimos a grito entero a los compañeros, pero por cuidar nuestros empleos, nos transformamos en mediocres, en traicioneros.

Dios también habla por sí solo, no siempre necesita de su “leal’ coro. He sido terco muchas veces a su comunicación. Pero El se las arregla para no callar. En una ocasión alguien quizo darme una “Manito” en mi proyecto de fotografía. Inspirados en mi habilidad con el lente, una admirable pareja de comerciantes me ofreció gratis un local para montar mi estudio. Dos días después unos discípulos de los ladrones crucificados con Jesús, entraron a mi apartamento y robaron mis computadoras y algunos otros elementos de fotografía. Sin tener con que llenar el local no pude aprovechar esa física bendición. Fueron tantas las palabras de “aliento” que escuché, que llegué al punto de asegurar, que mandaría para el carajo al próximo cristiano que me colocará su mano en mi hombro y se auto nombrara mi intercesor ante Dios. 

No obstante, a las tres semanas del robo, un “Carretero” de esperanzas rescató mi fe de las cenizas. Me pide que lo acompañe a una tienda de tecnología. Me pregunta que computador me serviría para no desaprovechar mis habilidades fotográficas y volver a empezar. Me facilita los casi mil dólares necesarios para comprar uno nuevo ( y ni piensen los ladrones que podrán hacerme el mismo daño dos veces) en fin, cada vez más lo que sucedía me enseñaba que la experiencia de Cristo es tan valiosa como Su palabra. La dosis de hacer más que decir, siguió inundando mi vida. Fortaleciendo mi “Castillo” de esperanza, un médico cubano que admiró mi trabajo periodístico en algún artículo que hice, me ofreció su amistad y con la misma sinceridad su servicio profesional. “Tu hija ya tiene un segundo padre y un médico de cabecera” afirmó el galeno. Mi hija a sus 9 años de edad ha podido observar, y lamentablemente no tanto de su padre, ejemplos directos de caridad, de amor, de acción de la Palabra más que de predicación de la misma. Y en varios casos, por personas que no se dan golpes de pecho en los primeros asientos de los templos.

No volveré a negarme la oportunidad de disfrutar de la paz que genera una oración acompañada de acción. En fin... espero haber aprendido no sólo a recibir sino a compartir. No sólo a repetir como disco rayado que “Dios nos ama” sino a demostrarlo. Agradezco a algunos seres de mi iglesia y a otros que están fuera de ella, por actuar como Cristo. Pido perdón por pensar que sólo mis necesidades requieren atención. Y aunque mi condición humana me obligue a defenderme y atacar como alacrán venenoso, anhelo poder mostrar más mi lado espiritual y amoroso. ¡ Qué Dios les bendiga! - ¡ meeeeeeeeee...meeeeeeeee!

Por Javier Suárez....



"Call Girls"... La moda, la tentación de un delito




Entre muchas de las definiciones populares consultadas se resalta la siguiente: Sin dar paso a discriminaciones ni nada por el estilo, diríamos... son prostitutas, que por adelantado cobran muchísimo más, que una de la calle, refugiadas en el hecho de contar con "mayor" educacion, de ser más bonitas, de exponer una vida social, académica, religiosa o familiar aparentemente normal, y tener siempre un celular...
No se necesita ser gobernador de Nueva York (recordar el caso del Eliot Spitzer) o tener un ingreso económico gigante para acceder a ellas . “Call girls” o “chicas prepago” las hay de todos los precios. Al parecer el costo de sus servicios depente de quien las represente y de lo cotizadas que estén dentro de dichas redes de prostitución, aspecto que podría variar según el número de clientes que tengan. Entre más “sexopagadores” la soliciten más sube su tarifa. 


Más común de lo que se piensa.
Se necesita que a un Eliot Spitzer se le descubra gozando de los caros favores sexuales de una sexy y joven mujer, para que se escriba, hable y comenté sobre este estilo de prostitución, que además de ser una fuerte “moda” silenciosa es también un delito federal.
Lo que le pasó al exgobernador de Nueva York me hizo retroceder hacia ciertas situaciones que viví. Entre ellas, recordé que mientras cenaba en un restaurante muy sencillo, localizado en una de las ciudades del Condado Hudson, conocí a una atractiva mujer. Creo que le caí muy bien. Ambos sentimos eso que llaman “química”. Química que por fortuna no entró en reacción.


Me hablaba con gran conocimiento sobre literatura, cultura y hasta de inmigración. Me dijo que buscaba una relación estable. Que detestaba a los hombres que se fijan más en la “S” de sus senos que en la “S” de sus sentimientos. Mejor dicho, me tenía babeando y había logrado que dejará de mirar tanto su profundo escote. De repente, entra al restaurante un amigo mío y a la vez, cliente de ella. ¿ Cliente...? Sí, un cliente. Ya les explico: Cuando mi amigo se acercó a la mesa y me saludó, ella mostró algo de nerviosismo. Con la mirada parecía decirle “no hables”. De la misma forma, me sorprendí del tono algo apasionado con el que mi amigo le dijo “ ¡ hola reina, cómo estás !”.


Se me vino a la mente de inmediato la cantidad de $30 pesos o dólares. Pensamiento que mi amigo entendió con mi mirada sospechosa y que confirmó con una maliciosa pero discreta sonrisa. “La treinta pesos” era el apodo con el que identificabamos a una amiga secreta de mi amigo. Treinta dólares por una hora de sexo era lo que le pagaba mi amigo a su hermosa call girl o prepago. Dos hechos sorprendentes: el primero y el que más me impactó fue que mi atractiva, educada y moral compañera de restaurante, quien trabaja durante el día en un almacén de la zona, era la misma prostituta a la que mi amigo le pagaba $30 dólares dos veces por semana. El segundo hecho, es que con esa tarifa tan varata el nivel de prostitución de la mencionada mujer, podría ser demasiado intenso y peligroso, tanto para ella como para sus clientes. Desde ese día no la he vuelto a ver. Mi amigo sigue vivo y aparentemente saludable. Espero que ella también se encuentre bien.


¡ Bueno ! otra situación se presentó cuando me desplazaba en un taxi. Ese día me había vestido de traje de corbata por que tenía todos los jeans sin lavar. En fin... el conductor del taxi dijo: “perdón amigo, por su forma de vestrir usted se ve que es una persona muy seria y muy clara. Mire, no a todo a mundo le cuento esto: yo vendo chicas”. ¡ Perdón! ¿ Qué vende qué?, le pregunté. El me replicó: “ que vendo chicas. Yo le consigo hembrita para la calentura. Y no son cualquiera !eh! son muchachitas de casa, que viven con sus papas, que estudian, pero que necesitan- ya usted sabe-, un poquito más de dinero para comprar sus cositas, su ropa, pagar el celular”.


“Usted me llama a este número. Me dice que quiere nenita y yo se la consigo. Eso sí, me avisa con dos o tres días de anterioridad para que la chica pueda cuadrar sus cosas, usted me entiende”. Nunca guarde su número de teléfono, y la verdad esa tarde más que entenderle al taxista me sorprendí. ¿Qué tipo de red de prostitución se presentaba ante mí? Una que circulaba cerca de mi trabajo, de mi hogar. Una que quizás envolvía a muchas chicas que podría haber visto a lo largo de la avenida Bergenline. Quizás la hija consentida de algún vecino. La esposa “fiel” de algún desprevenido. O quizás a alguna pariente. ¡ Caramba! Las prepago se mostraban ante mí, como una moda delictiva tan real como la misma tentación que inspira ese servicio. Tentación que por fortuna el sermón de mi pastor coincidencialmente me hizo calmar. Ese día explicaba las desventuras espirituales que provocan las aventuras sexuales. ¡ Ufff...! me salvé de nuevo.


Aquí le va otra anécdota que manifiesta el amplio apogeo que tiene esta modalidad de “call girl” o “chicas prepago”. Buscando ampliar mi círculo de amistades entré a un chat de internet. ingresé a la sala de Estados Unidos, con la finalidad de encontrar a personas de Union City, Jersey City, North Bergen, West New York o la misma Nueva York. Mi nick, es decir el apodo con el que me identificaba en el chat, era “colombiano en NJ”. A los pocos minutos de entrar a esa sala de cibercharla, se comunicó conmigo una alias “soñadora”. Me escribió: “hola colombiano. Yo soy de......... pero vivo en el Bronx. ¿En que parte de New Jersey estás?.-Le respondí: yo vivo en .... muy cerca de Manhattan. _ “Qué bueno. Yo conozco donde tu vives”, me contestó. _ ¡ Chévere ! cuando vengas por estos lados espero poderte conocer, le respondí. _ Seguidamente ella escribió: “¡Ok! puede ser hoy mismo si quieres. Mira, anota mi MSN, y continuamos hablando por ahí. Tengo cámara”. Acepté la invitación y nos pasamos del chat general a nuestros msn. Estaba contento, parecía que había encontrado una amiga más. Ya en el MSN conectamos las video cámaras. ¡ Huauuuu! otra vez la famosa química ( ¿ la recuerdan? yo ya la había sentido dos o tres párrafos arriba). En fin, esa química empezó a calentar mi piel cuando vi por la “cam” a tan hermosa y casi desnuda mujer. Mi deleite duró sólo 30 segundos. Ella apagó su cámara y escribiendo me dijo: “¿ Quieres más?. Mira es sencillo. Yo soy prepago. Mi tarifa a domicilio es de $100 dólares. Voy a dónde quieras para lo que quieras”. Le respondí: ¿ Oye aceptas Money Order?. No seas payaso me exclamó. Y me volvió a decir que era muy sencillo el asunto, que me descontaría de mi tarjeta de crédito $5 dólares por hacer la cita y $100 más por la visita “amistosa”. Que ese procedimiento era por razones de seguridad y exigencias de sus representantes. Tomando el asunto como broma le dije que si podía pagarle con cuoras (monedas de 25 centavos). Respondió entonces que no tenía tiempo que perder y ¡ plop ! terminó su contacto conmigo. Durante las dos horas de chat que tuve ese día, experimenté el mismo tipo de comunicación con otras tres voluptuosas, inteligentes y simpáticas chicas prepago. Con todas me fue igual.


¿Y entonces...?
Lo cierto es que muchas personas están pensando que la prosperidad ya no se logra con fe, esmero o esfuerzo sino con placer. Muchas jovencitas llevadas por una enferma vanidad hacen todo lo que sea para obtener lo que sus padres no le pueden dar. Ven en la prostitución una forma de vivir con gusto y no con susto, ignorando que la inmoralidad y la sexualidad juntas, pueden producir más angustías que la misma pobreza. Ahí está, el oficio más viejo de la historia, como se le suele llamar a la prostitución. La verdad es que no ha envejecido, sólo se ha modernizado. Y sigue siendo la universal moda, la tentación de un delito. (Por Javier Suárez)

Enterré a mi Padre