martes, 16 de junio de 2009

Renacer en la fe o morir en la desesperanza



En este instante quizás usted esté cumpliendo una hora más, un día más, otro año más, de vivir en una agotadora situación de tristeza, incertidumbre, negativismo, pesimismo...etc.  ¿Ha notado que el tiempo pasa y pasa pero sus problemas siguen intactos, incluso aumentando? ¿Ha hecho algo para lograr su felicidad, diferente a gritar su desdicha todo el bendito tiempo? ¿ Piensa sólo en la adversidad? ¿Habla y habla como lora mojada de su “mala suerte”,  de sus dolores, de sus miedos? ¿ Se siente triste aún estando alegre? ¿Envidia, critica, se burla de quién no padece sus mismas crisis? ¿Bosteza a cada momento pero no de hambre sino de aburrimiento? - Si respondió afirmativamente alguna de las anteriores preguntas, es muy probable que usted necesite, como yo, volver a nacer (Mateo 19:14 ; 14 Mas Jesús les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos)  

Y no se trata de ponernos de nuevo pañales, sino de recuperar la limpieza espiritual que posee un ser al llegar al mundo. Cuando veo  en Discovery Channel programas de la vida animal, me fascina contemplar la imagen de los cachorros de imponentes fieras salvajes.  Crías de leones, tigres, hienas, osos, elefantes, son tan dóciles, tiernos, juguetones y cariñosos, que parece imposible reconocer que al crecer se convierten por instinto en potentes armas peligrosas con patas, garras y colmillos. Algo muy similar pasa con la raza humana, pero esta no por instinto sino por soberbia,  emplea para destruir lo que posee para edificar, su mente, su lengua, su corazón, su espíritu.

El alcohólico, el drogadicto, el asesino, el ladrón, el violador, el estafador, el explotador, el pesimista, yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos, en fin, todos fuimos inocentes, amorosos, sinceros, aunque únicamente fuese entre el vientre materno, y algunos añitos fuera de él.  A mí me sirvió mucho, en un tiempo de conflicto espiritual, revisar las fotos familiares que muestran mi época de bebé. De esa forma, comparé a ese niño del ayer, sin nada de maldad en su alma, con el hombre arrogante, neurótico, cobarde, mediocre, egoísta, traidor, chismoso, petulante, en el que me convertí durante un largo período de mi vida. Lloré de vergüenza, al darme cuenta que en vez de crecer y madurar positivamente, me estaba transformando en un ser muy negativo. 
Si no tienes álbum familiar, ni videos de tus primeros años de vida, proyecta en tu mente esa época, más aún, viaja con tu imaginación al vientre materno. Vuelve a nacer. Si eres de los que piensas, por diversas razones personales, que nunca has tenido madre, pues imagina que la luna, que el sol, que una nube, una cáscara de huevo, que el océano, o que una sencilla flor, es la matriz de tu existencia y desde ella, recupera la calma que hoy has perdido.  Visualízate siendo un bebé (pero no llorón) uno que alguna vez sonrió, que jamás pensó en hacer daño, que observaba todo con curiosidad, sin malicia. Que lo escuchaba todo sin perversa intención. Que no se quedaba derrumbado en el piso sobre el vómito de sus tristezas. Que se quejaba sólo cuando en verdad había dolor y volvía a reír a carcajada al sentirse mejor. Que aprendió a decir  “papá, mamá, abuelita”  antes que expresar, calumnias, chismes, maldiciones, groserías. Arrodíllate frente al bebé que fuiste y pídele perdón por la forma negativa en la que has convertido tu vida. En mi caso, también pido perdón a Dios,  por el equivocado uso que le he dado a sus bendiciones. 
Ahora amigo gatea conmigo para luego dar nuevos pasos hacia un lindo destino. Vacía el licor de la botella y llénala de agua o limonada. Da gracias por lo poco o mucho que tengas para que se abran puertas de prosperidad. En un disgusto cuenta hasta diez mentalmente antes que tu lengua la primer palabra suelte. Evita ser ordinario, bajo, basto, vulgar y de poca estimación en tu cotidiana actuación. Enfoca tus sentidos, tus palabras, tus pensamientos en lo que quieres, tanto en el hogar, como en la escuela, el trabajo, en la calle. Sin ofender, aléjate bastante de las personas negativas, actúa como Shakira frente a ellas, ciega, sorda, muda. 

Si estás en el grupo de los creyentes cristianos, sumérgete en las aguas del bautizo. Vuelve a nacer. Si no lo estás, podrías abrazar un árbol y por medio de su raíz consentir toda la tierra. Vuelve a nacer. Si la primera opción no te gusta y la segunda te parece ridícula, mierda, entonces no sé que más decirte. Al fin y al cabo no escribo para transformar vidas, sino para compartir detalles que están mejorando la mía. Quiero renacer una y otra vez en la fe antes que vivir agonizando en la desesperanza. (Derechos reservados. Nota publicada en el informativo Personalidades de New York y New Jersey)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No olvides dejar tu comentario