jueves, 9 de diciembre de 2010

El "Wikilichismoso" que millones llevamos dentro...



Wikileaks es la famosa página de intermet que ha generado, por así decirlo, "la primera ciberguerra mundial".  En ella, se han dado conocer miles de documentos confidenciales que afectan a personas, lugares y gobiernos. Unos intentan bloquearla. Otros defenderla y clonorla.  Con relación a Wikileaks se ha sembrado un enfrentamiento global sin aviones de combate, sin generales, sin fusiles, sin porta aviones, sin terroristas suicidas, aunque muchos de estos elementos del terreno bélico son citados frecuentemente en la información clasificada, que fue filtrada a Wikileaks por un soldado norteamericano y denunciado ante los Estados Unidos por un hacker estadounidense de raiz hispana colombiana. 

Un combate computador a computador, entre genios cibernéticos que apoyan y atacan la mencionada página y sus objetivos. Una lucha entre la libertad de expresión y el respeto a la ley. Para muchos, hablando figuradamente, Wikileaks es la persona "chismosa" del barrio. Aquella que lo dice todo aunque nadie nada le esté preguntando. La que paga por verdades ocultas que duelen más al conocerlas o por realidades alentadoras que destapan mentiras perversas.  

La mayoría de los humanos somos un Wikileaks sin teclado ni mouse. A mí parecer, millones somos "Wikilichismosos".  Recibimos o creamos información y la vamos divulgando, sin tener en cuenta que con ello, innecesariamente podemos estar a muchos lastimando. No obstante queda también la posibilidad de abrir con nuestra forma de comunicar,  puertas de confianza y honestidad. En cualquiera de los casos, el respeto y el amor son lo esencial. Ambos aspectos están distantes de la maldad. 

Se puede tener el sistema operativo informático más avanzado, pero si quién lo opera, tiene un corazón primitivo y por el odio deteriorado, pondrá en internet datos peligrosos que al mundo de miedo van contagiando.  Podría una persona pobre o rica con lengua venenosa , aún con verdades,  destruir muchas vidas.  A mí me ha pasado. Me he convertido en ocasiones en un Wikileaks de soberbia que filtra en mis palabras y expresiones toda la rabia que mi alma encierra. Miles y miles de seres humanos en las redes sociales que hoy nos gobiernan, filtran en comentarios sus propios complejos y altanería, calumniando a quien no les ama, a quien los supera, a quienes envidian.
  
Es entonces importante, con o sin internet, por celular o en papel, ser prudentes a la hora de querer algo contar, decir o divulgar. La verdad siempre será verdad, pero no siempre será vital conocerla. No siempre será sano desconocerla. Primordial es la intención con la que guardes o dispares  tan potente flecha. Si has terminado de leer esta nota, eres desde ya un "Wikilichismoso" más. 
  

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