jueves, 14 de julio de 2011

"La mirada del hambre"...


Foto de AP publicada por BBCMUNDO. 

Me quedé largo tiempo mirando la mirada de un niño de Somalia que muere de hambre. Vi al chiquillo en una fotografía. Su ojo derecho me atrapó dentro de un tunel de angustia, compasión, frustración, tristeza, rabia, impotencia, trance. De su pupila parecía brotar una mosca. De la mía... lágrimas. Esa tierna criatura ya no puede llorar. Seca y sedienta sus esperanzas se encuentran, tanto como su alma, su cuerpo, su futuro, su tierra

El jovencito junto a cerca de 12 millones de seres habita en una región denominada El Cuerno de Afríca, de la que el país de Somalia forma parte y el cual experimenta la peor sequía de sus últimos 60 años.  

Son poblaciones socialmente difíciles de entender. ¡Bueno! como la mía también. No obstante, la pobreza de estas regiones es mucho más extrema, como extrema lo es su grado de corrupción y violencia. Algunos espectadores en tertulia afirman que Afríca se merece lo que en muchas de sus zonas padece. Otros sostienen que "los negros" para sufrir nacieron. Nadie brinda razones convincentes. Ni siquiera la comunidad internacional. Y aunque la hambruna y las sequías no son solamente de Somalia, son situaciones paras las cuales YA toda nación debería estar muy bien preparada, de mejor forma como para la guerra se entrena.  

¡Oh Dios!- qué diría Jesús ahora... ¿"Perdónalos Padre AUNQUE ya saben lo que hacen?. Se vuelve cada vez más normal que funcionarios públicos se roben el dinero destinado al bienestar de sus comunidades, como es el caso de los recientes hechos de increible corrupción denunciados por el actual presidente Juan Manuel Santos de Colombia. Es cada día más y más difícil creer en alguien. El ser humano no es tan humanitario pero un "fiel creyente" de Cristo, de Ala, de Buda, de Tom Cruise, de la democracia, del socialismo, del comunismo, del feng shui.

La mosca en el ojo derecho de aquel niño, me recordó que la apocalipsis existe y que podría estar cerca. Que el odio, la podredumbre, la indiferencia caminan más rápido que el amor y la unión en la tierra. Pareciera que el final es la mejor solución para empezar una humanidad  humanitariamente cierta

No obstante, aunque el impacto de aquella imagen del niño somalíe sacudió mi corazón, también tuve que auto sacudirme y recordar el mirar de mi hija, mi pulguita, mi princesa. Y agradecer que en su ojos hoy no hay tristeza, ni en su cuerpo desnutrición. Bendecir lo poco o mucho que hoy se tenga, aunque no le solucione a todos sus problemas, genera un ambiente positivo que me acerca más a Dios. ¿ Tienes hambre?
Por Javier Suárez (Js)

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