La luz de mi lámpara hoy se extingue. Pero... !no te preocupes!, el perro noble de un noble ciego te guiaría más.
En este instante mis huellas se han borrado. Pero... !no te preocupes!, si las hubieses seguido, a un abismo de miedos también habrías llegado.
Mi voz de aliento se halla callada. Pero !no te preocupes!- encontrarías más sabidruría en el cantar de un gallo que en el ruído melancólico de mis palabras.
Mis brazos han caído. Pero... !no te preocupes!- más cálido resultaría ahora el abrazo de un político que el de este poeta sin inspiración ni alma.
Mis ganas de vivir se resquebrajan. Pero... !no te preocupes! no pediré aún la eutanasia. Aunque con más vida se sienta un tomate en medio de una ensalada.
Quiero conversar con alguien. Mejor...! preocúpate! y aléjate de mí corriendo. No por egoismo sino por seguridad. Mi actual negativismo es el resultado de mis pesimismos y estos se pueden contagiar.
Déjame, sin remordimientos, asumir mi responsabilidad... !no te preocupes!
Por Javier Suarez (JS)
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