domingo, 17 de octubre de 2010

No es estúpido ser a veces gilipollas.


Prestar mucha atención a una situación incómoda, resulta en ocasiones más insoportable que el mismo hecho, incluso nos podría llevar a "ahogarnos en el famoso vaso con agua". Recientemente la conducta poco cortés de algunas personas que aún considero interesantes, me desconcertó hasta el punto que terminé desconcertando también.

Enredarnos en juicios soberbios sobre el porqué de esto o aquello, nos conduce a una peligrosa incomodidad espiritual y social. Cuando menos nos damos cuenta, las partes involucradas podrían terminar protagonizando una enemistad  sin final. Un desenlace que se puede evitar si alguno o alguna se hace el tonto (gilipollas) y en vez de reaccionar apasionadamente, deja que la marea baje para entrar de nuevo al mar.

No es estúpida la anterior idea. La calma siempre abre la puerta a una efectiva y sincera oración y esta a su vez, a una realidad más armoniosa. Por ejemplo: recuerdan que les mencioné algo sobre la conducta poco cortés de algunas personas. Pues bien, ello originó de mí un comentario en la red social de Facebook. Nunca mencioné nombres, no obstante, aparecieron afectados que se vieron en mi nota bautizados, incluso varios que nada tenían que ver con mi queja en particular. Lo que implica que el contenido, sutilmente irónico, exponía en gran parte la verdad. No obstante, mirando ahora como quedaron las cosas, es indudable que si me hubiese hecho el gilipollas, quizás hoy habría más espacio para reflexionar y una posible amistad que retomar. !Ojo! hacerse el lento o el tonto es muy diferente a serlo en realidad. En ocasiones lo que parece estúpido es lo que menos hipócrita o torpe resulta siendo. !Bueno!- claro está- si se procede con buena voluntad más que con ingenuidad. 
(Por Javier A. Suárez)

1 comentario:

  1. Decía un amigo mio: "Uno entre más se agacha, más se le ve..." (Brunnahacker, -Patricia Castaño-)

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