miércoles, 9 de diciembre de 2009

El hermoso encanto de una mujer fea


La impuntualidad me llevó a observar más allá de lo que mis ojos podían mirar. Llegué tarde a una recepción. Uno de los organizadores hasta la mesa me guió. Mesa que aún tenía 4 sillas vacías pese al sobrecupo que en las otras había. Caminando hacia mi asiento, no faltó el colega que me susurro "esta es tu noche matador". Comenzó una de las reuniones más inolvidables de mi poca agitada vida social.


Era una mesa con cupo para seis personas. No me había sentado cuando ya quería pararme. Pero ni modo, el himno de los Estados Unidos empezó a sonar y ya nada me podía salvar. Estaba ubicado en la mesa No30, con las dos mujeres más feas de la fiesta.

"Yo creía que en Nueva York no castigaban la impuntualidad !y mira ! te tocó en la mesa de las feas" exclamó mientras suavemente sonreía una de las chicas. !Ufff! intenté ser amable, pero no pude contradecirla. Quise decirle que por el contrario, me sentía en compañía de las damas más lindas. Esa frase hubiese sido tan fingida como mi poética cortesía. No obstante, un aspecto en una de ellas atrapó mi atención, el tono bien manejado de su sonrisa. Fue suave, dulce melodía, tan agradable como la perfecta pronunciación que acompañaba su voz, bueno, en ello coincidían las dos.

No eran bonitas, eso estaba claro, pero se expresaban con elegancia y muy femeninas en sus actos. Con el pasar de los minutos mi desánimo desapareció. Las feas me habían atrapado en el hermoso encanto de su conversación. Lo que hablaban, lo que hacían de alguna forma atraía. No eran dos feas esforzándose por ser lindas. Eran dos chicas auténticas, cómodas, contentas consigo mismas.

Jurando que me salvaba la vida se acercó una hermosa amiga. Toda una fábrica humana de seducción. Después de bailar conmigo una pieza, me invitó a proseguir la rumba en su mesa. Le respondí que no. Y con su bella pero fingida sonrisa en tono de burla se alejó. Sólo por María Celeste, la atractiva presentadora del programa "Al Rojo Vivo" en televisión, yo habría accedido a decirle a mis feas adios. Consciente de que lo primero es sólo mi divina fantasía "Celeste" y que lo segundo, la realidad agradable que esa noche me tocó, volví a la mesa del castigo, a la que poco a poco más de uno se sumó.

El hermoso encanto de dos mujeres feas a muchos cautivó. Terminamos 15 personas en la mesa, disfrutando todos de una inolvidable integración. No fueron dos feas esforzándose por ser lindas. fueron dos chicas auténticas, cómodas, contentas consigo mismas. Mi encuentro con ellas fue una bendición.

3 comentarios:

  1. que descubrimiento tan lindo.

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  2. Es lo que digo, porque siempre una mujer hermosa es la que tenga que atrapar la atención sabiendo que dentro de cada mujer fea hay una reina de belleza completa ; es mejor ser autentica extrovertida quererse a sí misma y lucir como la más bella. Atraparon tu atención no por ser las más voluptuosas o hermosas… simplemente por ser ellas. Felicidades es así como logras acaparar mi atención en cada escrito siempre encuentro moralaje que me encanta como llega y medito siempre en ella.

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  3. Sus escritos me hacen reir, me hacen pensar, me hacen soñar, me transportan al lugar de los hechos contados....

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