miércoles, 16 de diciembre de 2009

No responderé a tu muerte con odio. ¡ Descanza en paz, amigo!

Luis Arturo Viña Pardo...
(10 de diciembre de 1969- 16 de diciembre de 2009)

Es complicado describir las emociones que se mezclan cuando recibes al inicio de una mañana muy alegre, el desenlace de una noticia muy triste.
No quiero acostumbrarme a la violencia, eso sería aceptarla. No quiero odiar- aunque sienta ganas- a quienes construyen el dolor destruyendo el amor, azotando la calma.

Ahora la vida de un amigo es parte imborrable en la memoria de muchos. Es el padre que nunca estará ausente aunque sus hijos jamás volverán a besar su frente. Es una víctima más de la violencia. Para los asesinos un trofeo de guerra o un error de cálculo militar. Para los políticos el tema de sus próximos discursos de campaña. No quiero odiar- aunque sienta ganas- a quienes construyen el dolor destruyendo el amor, azotando la calma.

Asesinos, terroristas, guerrilleros, policías, alcaldes, soldados, maestros... todos fuimos adolescentes. La mayoría sin maldad en el alma y en la sangre sin veneno. Algunos han crecido corruptos sin freno, otros criminales, justificando con ira sus desaciertos. No quiero odiar- aunque sienta ganas- a quienes construyen el dolor destruyendo el amor, azotando la calma.

Hoy mi mente sólo está pendiente de aquella época de colegio. Es en ese espacio de jóvenes años que conocí a Luis Arturo Viña Pardo. Cuando se despide uno de su país, deja atrás en ocasiones esas bellas relaciones. Aun bajo la sombra del olvido no se espera que una tragedia sea el motivo para recordar. Pero así fue. Un petardo explosivo destinado para una unidad policial, estalló retardamente en el camino y terminó con los 40 años de existencia, que el maestro Viña recientemente había cumplido.

A todos los que compartimos de alguna forma instantes de vida con Luís, mi sentido pésame.
A la familia de la joven estudiante que iba al lado de su maestro. Mi sentido pésame.
A mi admirado colega y escritor Carlos Orlando Pardo, primo de Luís, mi sentido pésame.
A Ibagué, hermosa ciudad del departamento del Tolima, mi sentido pésame.
A la esposa e hijitas de Luís... ¡Ufff! sólo quiero decirles que traten de soportar este dolor, en el nombre de Cristo que nos fortalece.

No quiero odiar- aunque sienta ganas- a quienes construyen el dolor destruyendo el amor, azotando la calma. El odio es lo que necesitan "ellos" para no sentirse solos. El odio es lo que les lleva a ser almas amargas. El odio les escasea la fe, que a la gente de "bien" nos debe sobrar.

Luís...¡ Descanza en paz!

2 comentarios:

  1. Rafael González Pardo20 de diciembre de 2009, 18:39

    Esta cicatriz que jamás se borrará no puede llevarnosa odiar pero si a luchar incansablemente por la memoria de mi hermano. Gracias por tus palabras

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  2. Oscar Adolfo Vina Pardo1 de abril de 2010, 6:24

    Javier muchos anos sin saber de ti, muchos anos recordando tantas inquitudes que bordeaban en tu cabeza y que con escritos como este me recuerdan el hombre de las mil palabras en aquel colegio Comfenalco.

    El odio es para los derrotados, como son las FARC, quienes aun viven en la sombra de lo que pudo ser. Ya han pasado tres meses de la muerte de mi hermano y pese al dolor cotidiano seguimos recordando tantas cosas hermosas que sembro en estos 40 anos de vida.

    Un abrazo fuerte

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