El poder de los abrazos invisibles

Por Javier Suárez (Js)

Cuando abrazamos o nos abrazan con amor, ternura, pasión, sinceridad, fuerza, suavidad, el poder de ese abrazo se siente hasta en el dedo gordo del pie izquierdo ¿Verdad...?

Las emociones que despierta un abrazo, sobre todo si es dado y recibido por los seres precisos en las circunstancias oportunas, desprenden un calor, una confianza, un éxtasis del que no quisiéramos escapar jamás. 

¡ Hummm, qué rico! Decimos cuando atrapados en tal dulce experiencia nos encontramos. Algo que normalmente requiere de un contacto físico. Encuentros que son imposibles en muchas ocasiones por la distancia, la timidez, la tecnología... etc. En este último punto la misma tecnología que con sus avances nos separa, nos aleja de ese contacto personal, con su poderoso internet, telefonía celular, Facebook, Twitter, MSN, texting, sexting y mucho más... También es la encargada de permitirnos disfrutar de el poder de los abrazos invisibles.

El día que cumplí años y Facebook lo notificó a mis contactos, recibí una buena cantidad de mensajes amigables, casi todos terminaban con la expresión "Te mando un abrazo".  Más allá de una simple forma cordial de terminar un saludo, esos abrazos ciber enviados me hicieron sentir muy bien. Varios provenían de personas que ya he visto en forma real. Sus abrazos virtuales me confirmaron que aunque están distantes recuerdan mi existencia. Los sentí muy cerca. Ahora, algo muy curioso pero a la vez muy real,  es el efecto que en mí provocaron  los abrazos invisibles de los faceamigos que aún no conozco personalmente pero que me caen súper bien y con quienes se ha sembrado una amistad virtual que con aprecio real comienza a germinar. No son muchos pero ya son varios. ¡Increíble! Desde República Dominicana, España, Sur América, Japón y Grecia... Me llegaron esos apretones que consintieron mi alma. Es cierto, los abrazos invisibles también se sienten. ¡ Un abrazo... amigos!