Por Javier Suarez (Js)
El cuarto jueves del mes de noviembre se celebra
en los Estados Unidos el Día de Acción de Gracias. Una fecha que le permite al
pueblo norte americano recordar algo que pasó hace muchos años. Los primeros
inmigrantes provenientes de Europa festejaron junto a los aborígenes el éxito
de la cosecha. Pero antes, el invierno inclemente y diversas enfermedades
habían convertido el sueño americano de estas colonias en pesadillas de muerte
y hambre.
La gratitud es la invitada especial a esta
fiesta. También es la consentida dentro de muchas referencias bíblicas (http://www.paginasprodigy.com.mx/tmx6295428334/pagina42153.html). Pero de
igual manera es la fuerza olvidada por muchas personas, por muchas familias,
por muchas empresas, por muchas parejas, por muchos trabajadores, por muchos
gobernantes, incluso por mí, por ti, por ellos... en fin.
Cuando intenté evocar la última vez que di las
gracias con sinceridad a Dios o a alguien por algo, me tuve que esforzar mucho
para recordar. Aunque frecuentemente me la paso diciendo
"thanks" o "gracias" ante cualquier interacción que se
presenta, lo hago mecánicamente. Más como una costumbre social que como una
acción espiritual.
He sido bendecido varias veces por el efecto de
la gratitud. Y eso que no soy un agradecido consagrado. Al mundo en general le
es más real hablar, invocar, discutir, recordar todo sobre las crisis, las
necesidades, sobre todo aquello que justifique la deslealtad hacia Dios, hacia
el amor, hacia la esperanza, hacia lo positivo. Ignoramos el poder
refrescante que tiene la gratitud, al tiempo que sentimos la asfixiante
influencia de la ingratitud.
Algo, algo debemos tener por lo que debamos
agradecer. Por pequeña que sea la razón, la gratitud desprenderá de ella muchas
más razones, quizás mucho más pequeñas, tanto que han estado invisibles para
nuestro orgullo, pero que al unirlas- ¡Ufff!- forman una lista extensa de
motivos positivos por los cuales vivimos.
Cada
día, al despertar o al anochecer, no sólo el cuarto jueves de este mes, haré
una relación de aquellas cosas o seres que me inspiran gratitud, y en esa lista
estás tú. Aprovecho para darte las gracias porque me lees.
Gracias ¡Oh Dios! por el "thanks".
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