lunes, 6 de septiembre de 2010

Sala de emergencias...entre inyecciones y reflexiones

Empezando la segunda semana de septiembre con un diagnóstico hasta la fecha de Migraña severa. Con tres días de incapacidad, 8 horas en la sala de emergencias de un hospital local. Con un mundo que da y da vueltas por los efectos de un potente narco-análgesico. Con una lista de exámenes que me esperan sin seguro médico y con la reflexión que me han regalado estos 35 días de jaqueca.

Cómo expresó mi amigo Rodrigo Gárnica en un simpático comentario en mi Facebook "Me asusta llegar a esa edad" (Jejejej)- Es cierta forma es cierto. Las canas no son por accidente. No obstante, cada peldaño que se sube en la escalera del tiempo se conquista con las fuerzas que traemos del anterior. En mi caso puedo deducir con certeza que tan terrible dolor de cabeza es consecuencia de un proceder inmaduro que viene de un calendario anterior. Así lo pensé mientras cruzaba el tunel - bueno- no aquel en el que te espera al final la famosa luz celestial, sino el que con cientos de lámparas escaneaba mi craneo buscando algo irregular, además de mis ideas.  Quizás suenen hipócritas mis palabras ahora. Quizás eso he sido la mayor parte de mi existencia, un falso ser conmigo mismo y por ende con varios de ustedes.


He sido testigo del poder de la fe y del amor de Cristo y del amor en general. Aún así, decidí en muchas situaciones concentrame más en mis temores que en mis bendiciones. Aunque sea con buena intención, es muy negativo para la salud mental y física pasar la mayor parte del día reprochando el pasado o proyectando con miedo las estapas que vienen. Por dificil que se vea, lo más importante es el presente. A partir del actual momento es que nos debilitamos o nos fortalecemos. Todo depende como nos miremos en ese instante al espejo. Permitir que personas o que cualquier hecho gobierne la forma como vemos la vida, nuestro estado de ánimo, es algo que nos hace perder el control de nuestras propias emociones, de nuestros sentimientos, de nuestras palabras, de nuestos actos. Es decir... se pierde la fe. Ese elemento tan vital para avanzar con seguridad y escalar con fortaleza la escalera de los años. Escalera que no empieza a los 20, 30, 50 años de vida. Sino desde muy pero muy temprana edad.


Pasar noches de insomnio por culpa de situaciones tristes de las que no eres culpable, es fatal para la salud. Y aunque seas responsable del desastre de nada sirve estresarse. Aquí el perdón juega un papel vital. Auto perdonarse y (o) perdonar es el mejor comienzo para disfrutar en armonia el "pan nuestro de cada día". En fin, el cuento es más largo pero vueltas la cabeza me sigue dando. Sólo me paré a escribir. A darles las gracias por sus nobles sentimientos. A decirles que en Cristo les amo y que en nombre del AMOR todo lo podemos. En la sala de cirugía nos vemos... jajajaj... mentiras... mejor en Facebook.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No olvides dejar tu comentario