viernes, 15 de agosto de 2014

Cuando el alma respira….


Hoy que fuertes tristezas me hacen respirar profundamente, agradezco inesperadamente a Dios por el aire que respiro. Jamás lo había hecho con tanta sinceridad. Llegan a mi mente entonces muchas reflexiones sobre las bendiciones que se dejan de alabar con espiritual honestidad. 

Fue un… "Gracias Dios", muy diferente. Distinto a los que he dicho cuando he sentido felicidad. Esta vez el sufrimiento me hizo más auténtico, menos hipócrita a la hora de orar. Tremenda contradicción, muy común en la red social, alabadores por doquier, fariseos por igual. 

Agradezco de paso entonces a quienes bendicen con humildad, del cielo sus estrellas, de la tierra el mar, de la flora toda rosa, de la fauna cada animal. Del ser humano su existencia, del amor su igualdad. A quienes muestran sus alegrías sin despiadada vanidad. A los que admiran el éxito ajeno sin envidia mortal. 

… Y sobre todo a quienes saben que sin falso sentimiento, a Dios se le encuentra, se le agradece y se le bendice, en medio de la alegría o en la profundidad del sufrimiento. 

Por Javier Suárez (Js)

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