(Por Javier A. Suarez M)
Veo en la imagen de la anciana un dolor que desgarra el alma. Una tormenta arrazó su casa. De agua y llanto se inundó su vida. Es su rostro triste el que me recuerda que también hay instantes de alegría. Me detengo entonces para agradecer la suavidad del viento que en este momento mi piel cobija.
¿Y tú... prefieres esperar a que la adversidad te recuerde que de igual forma existe la armonía?
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