jueves, 1 de octubre de 2015

Un Susurro solidario (Recordando)

Muchas veces un gesto de solidaridad sin arrogancia, sin hipocresía limpia de maleza el camino de un ser que ayuda necesita para avanzar. Una fuente más de trabajo tiene ahora este reciclador de basura que ya ha empezado a usar la guadaña y las herramientas que le pude con esfuerzo y gran inspiración obsequiar. Acto en homenaje a la nobleza que en vida expresó mi madre y en honor de ustedes, quienes me apoyaron con admirable humildad durante aquel desgarrador periodo de su agonía. Gracias una y mil veces más.

Mauricio el reciclador... Un corazón sin basura.
Este personaje es uno de los recicladores de desperdicios que pasa por mi barrio. Lo he visto en actos de honestidad, solidaridad y humildad, y no de esa que genEra la pobreza, sino la espiritualidad. Es una persona muy agradecida y servicial. Le he invitado a desayunar y a almorzar algunas veces en un restaurante popular cercano. Y créanme, se dialoga con este ser de todo, de una forma muy agradable. Este reciclador con un corazón sin basura, podría tocar el cielo con las manos sí le ayudamos. No está acostumbrado a los regalos de la Navidad, pero si cree en Dios. Por ello piensa que una guadaña podría ser su milagro. Es un aparato que se utiluza para cortar el césped. Así el puede ofrecer un servicio más, recorriendo las calles de la ciudad montado en su vieja amiga, la bicicleta. Por cierto, una bici, aunque sea de segunda también le caería bien, pues le fascina el ciclismo y le gustaría tener una bici en buen estado para salir en su día de descanso. En fin, si alguien quiere reciclar amor en esta fecha por medio del reciclador Mauricio, me escriben por favor. Gracias. La guadaña vale $350.-mil pesos colombianos ( us$180 dólares)


En honor a ustedes y a mi madre… Recicladores de amor.
Sin que yo fuera pariente de ustedes acudieron a mi auxilio. Cuando mi madre entró gradual y rápidamente en etapa de agonía y su vida se desvanecía, el apoyo moral, económico, espiritual que espontánea y desinteresadamente me ofrecieron, me facilitó el permanecer a su lado aquellos finales, esenciales, dolorosos meses y cruciales momentos. 

Conectados por los sentimientos de amor que "a veces" genera la misma sangre, familiares, estuvieron tan cerca de nosotros, incluso estando lejos. Parientes que se desvelaron en oración y en cuidados. Que sus ojos en llanto sincero de tristeza se bañaron y sus corazones latieron junto al mío y al de mi madre al ritmo de los hechos… A todos, hoy les dedico este pequeño gesto de solidaridad con el prójimo en época de Navidad, bondadoso y sincero tal como ustedes recientemente lo hicieron. Tal como mi madre también muchas veces lo hizo.
Quiero que mi mano derecha se de cuenta lo que hace mi mano izquierda y que juntas se unan por las mismas causas de amor. No quiero que mi mano derecha se haga la idiota. Por eso comparto este testimonio sencillo de solidaridad que ha sembrado en el corazón de un humilde reciclador de basura una agradable alegría y en el mío una paz indescriptible. En honor a ustedes y a mi maestra… mi madre. 

No voy a poner el asunto como uno enorme sacrificio, tampoco como algo tan sencillo. Pero sí, fantástico. Compartir sin temor. Sin apego. Confiando en la capacidad infinita de Dios como proveedor, pude dotar por mi cuenta a este reciclador de varias herramientas nuevas de trabajo (Guadaña, machete, anteojos protectores, repuestos, rastrillo, medidores) que le permitirán tener un ingreso adicional, confiar también en el mundo que lo rodea, mundo que solo cuando uno se desconecta de la fuente divina, lo considera totalmente perdido. 
Este hombre ha dado muestras de honestidad en el barrio. Tiene humildad, no solo aquella que podría generar la pobreza, sino la que proviene de la espiritualidad. Su gratitud es más honesta que la de muchos hijos que reciben un iPhone de ultima generación.
Una vez más... Infinitas gracias por su cariño y apoyo cuando los necesité. Por convertirme en parte de ustedes sin tener su sangre y a mis parientes por hacer que en mis venas no solo corra el mismo tipo de ella, sino también que a mí corazón llegué con fuerza el amor. Dios les siga bendiciendo recicladores de cariño. 
Por Javier Suárez




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