miércoles, 29 de octubre de 2014

Por la vida de una muerte digna

Escribo esta nota sentado al lado derecho de una cama amplia. La misma cama en la que hace 4 meses falleció mi madre luego de una desgarradora agonía. El mismo lado que yo ocupaba cuando ella moría entre mis brazos y los de mi hija. Y es que también en 4 meses, un cáncer agresivo en el hígado fue apagando progresivamente la llama de su vida. 

Para el primero de noviembre de 2014, con 29 años, Brittany Maynard ha planeado su muerte: quiere estar en su cama de matrimonio, con su marido y familiares más cercanos al lado y con música sonando de fondo cuando ingiera el narcótico que le quite la vida. "Espero morir en paz", cuenta en un video colgado en la red.

La joven norteamericana sufre un tumor cerebral agresivo. A comienzos de año, los médicos le dieron seis meses de vida. Su abierta decisión y defensa de la eutanasia lleva días desatando titulares y la mujer ya se ha convertido en el nuevo rostro del movimiento pro- eutanasia en los Estados Unidos.

Mi madre tomó decisiones parecidas. Cansada de entradas y salidas tortuosas al hospital me hizo prometerle que de su casa no la sacaría más. Quería morir en su cama. Y fue una decisión tomada por presentimiento y dignidad más que por un diagnóstico médico. En países como Colombia el sistema de salud no habla claro, no procede claro. Y termina entregando al paciente a un proceso humillante e inhumano que actúa lento a la espera de que la enfermedad sí proceda rápido. 

Rápidamente su salud se fue deteriorando. Aceleradamente su rostro iba envejeciendo. Hizo todo lo posible por ayudarse pero sus fuerzas también velozmente sucumbieron. Sufría al pensar que causaba sufrimiento. Los dolores se hacían fuertes, las noches eran de escalofriantes desvelos. Puta impotencia que se siente al saber que no hay remedio. Que alguien muere sin que se le pueda evitar el monstruoso padecimiento.

Llévenla a casa y que esté tranquila. En su última hospitalización los médicos así dijeron. Aunque supieran con certeza lo que mamá padecía, actuaban con prudente indiferencia a lo que sucedía. Quienes administran la salud en el país (EPS) no atendieron el caso. Ni como moribunda en casa mamá recibió por parte del estado dignos cuidados. Si en naciones donde la salud es humana, la eutanasia es una opción, más debería serlo en regiones que carecen de esta legal virtud. 

"Los pensamientos que uno tiene cuando descubres que te queda tan poco tiempo es que necesitas decirle a todo el mundo que los quieres", cuenta la joven que tendrá un suicidio asistido, en un video que ya ha tenido más de 5,5 millones de visitas en YouTube. 
Por su parte mi madre se empezó a despedir sin que clínicamente tuviéramos al menos una aproximación de su muerte. Aunque las pistas eran claras ante el avance notable de la enfermedad. Mamá no viviría mucho tiempo más. 

Maynard planea tomarse el 1 de noviembre una dosis letal prescrita por un médico, rodeada de su esposo, madre y algunos amigos para poder morir sin sufrimiento en su cama. 
Mi madre dejó por su propia voluntad de recibir alimentos y medicina casi una semana antes de su muerte. Un médico particular que solicité a domicilio, sugirió darle por vía intravenosa alimento y medicación, eso fue enfurecer a ese monstruo que a mamá vencía. Los dolores se tornaron mucho más crueles y por ende también la agonía. 
Mamá cuando podía hablar pidió que la dejásemos morir en paz. Sin torturas clínicas. Tuvo varias crisis en la que pensamos que en dicho instante fallecía. Pero poco a poco fue dejando de hablar, de moverse, aunque con suaves susurros daba a entender que entendía. 

Si mi madre hubiese contando con la opción de una muerte digna (Eutanasia) se le habría acompañado en ese proceso con todos los sentidos puestos en una agradable partida, sin las expectativas sanas pero asesinas de una mejoría que nunca llegaría. Pero tanto la religión como el sistema nos obligan a sufrir sin pena, a morir sin dignidad. 

Por medio de esta nota, me solidarizo, apoyo y acompañó en su recta final y a la vez punto de partida, a la joven Brittany que tendrá una muerte asistida. Admiró el temple de su alma y la forma como ha aprovechado sus últimos días con amor y felicidad. Como también admiro a quienes la aman y de la misma forma junto a ella avanzan al final. 

"En nuestro tiempo en la Tierra todo lo que cuenta son las personas que amamos y las personas que nos aman. Aprécialas. No pierdas ni un momento", es el mensaje que desea dejar Brittany. El mismo que plasmé en Facebook durante el proceso con mi madre y que he registrado en mi libro digital "El Abrazo de la Sombra" publicado en http://www.amazon.com/dp/B00O82FC0Y

"Estoy muriendo, pero estoy eligiendo sufrir menos", dijo "pasar por menos dolor emocional y físico, y evitárselo a mi familia, también", agrega la joven en el video. Maynard muestra que ya tiene preparados los medicamentos mortales en una pequeña bolsa. "Apenas puedo explicar con palabras lo aliviada que estoy de no tener que sufrir la muerte que me causaría este tumor", afirma al tiempo que desea un mundo en el que todos puedan morir con dignidad. "Mi viaje es más fácil, porque yo tengo esta opción" afirma la joven.

Ojalá en Colombia tengamos también esa posibilidad, en reemplazo de la tortura que brinda un sistema de salud tóxico ante el padecer de una enfermedad terminal. Mi plegaria por la vida de una muerte digna en cualquier lugar. 
(Javier Suárez)

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