jueves, 29 de diciembre de 2011

Tus ojos, tu alma y yo

No siempre podré protegerte de aquellas cosas que a tu mirar entristece, ni de las angustias que liberen tus lágrimas; Ni de las aguas que a tus ojitos irriten, ni de los miedos que mires a la cara. Pero de algo estoy seguro, hija mía, que los ojos son el espejo del alma. Y si ella esta llena de amor, de fe, de esperanza, luego de cualquier tristeza, el alegre brillo volverá a tu mirada. 
¡Te amo! 

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