miércoles, 7 de julio de 2010

Qué se acabe el papel pero nunca la fe

Por Javier A. Suárez M.
Me tranquiliza pensar que a todos nos puede pasar alguna vez... En el baño que estamos se acabó el papel. Y preciso, nos damos cuenta de ello pero después de... en fin. Esa angustia,  esa impotencia, esa frustración e impaciencia  que se siente, sobre todo si sucede en un sanitario público vacío o lleno de desconocidos, y a puertas de una importante cita, muchos las experimentamos  frecuentemente durante diversas situaciones y etapas de la vida.

Cuando me sucedió a mí en los baños de un centro comercial en New York, me pregunté al ver el dispositivo del papel vacío, ¿Porqué a mí?.  La respuesta que me di, luego de varios intentos por alcanzar el rollo del inodoro continuo con la mano, y de pasar al sanitario de al lado con los pantalones abajo, rogando que nadie entrara durante esos eternos 10 segundos, fue que la culpa era sólo mía. Debí una hora antes haber comido algo suave y moderado,  y no haber bebido mucha agua sabiendo que me esperaba un compromiso importante. Debí mirar primero si había papel higiénico antes de... en fin. Debí cargar en algún bolsillo servilletas, papel toilet o un periódico (Claro, para leer mientras... ) Pero nada de lo anterior hice y como todo en el Universo cada causa tiene su efecto. 

¿Poqué a mí?  debe ser la pregunta más usada por la humanidad después de... ¿Cómo estás?.  Las respuestas pueden ser variadas pero la mayoría indicarán que nosotros mismos somos los responsables de lo que nos sucede. No obstante,  si el papel higiénico se acaba, de alguna forma terminamos solucionando el problema, así sea con la corbata. Pero algo que nunca debemos permitir que nos falte es la fe. Sin ella, se está totalmente perdido.

La fe atrae hacia nosotros todo lo que nos afecta positivamente. El miedo nos regala todo aquello que nos ataca negativamente. Con fe o sin ella, tendremos una realidad.  Es la fe el papel perfecto para mantener limpia nuestras esperanzas. Y aunque en ocasiones pensemos que esta se acaba, para recuperarla no tenemos que bajarnos o subirnos los pantalones, ni meter las manos en inciertas direcciones. Basta con reconocer que somos parte de una perfecta Creación, que puede con amor transformar toda imperfecta actuación. !Bueno! les dejo, debo ir al baño. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

No olvides dejar tu comentario