jueves, 29 de julio de 2010

Disciplina, amor y cuchara

A veces desnutrimos la relación con nuestros  hijos cuando les obligamos a comer. Pero al verles crecer sanos y lindos nos damos cuenta que todo fue por su bien. Con sus enormes y hermosos ojos mi pulguita al alma me apuntaba, cuando yo la regañaba a la hora de comer. Algunas veces fui muy rudo y sus alimentos amargué. Antes de darle  a mi niña verduritas, debí alimentarme de paciencia también.  No se les debe llenar como a cerdo para Noche Buena, tampoco dejar que se paren de la mesa, sin ingerir lo que se les dé. Algunas veces acepté sus tiernos chantajes y el jugo por soda le cambié. No obstante, con paciencia o sin ella, al desayuno, almuerzo o cena, perseverantes en su nutrición los padres debemos ser. ¡Animooo!

1 comentario:

  1. Es hermosa tu hija Javier se parece muchicimo a vos, debes estar muy orgulloso, admiro tu manera de ser como papa, quien no querria tener uno haci.-

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