lunes, 14 de febrero de 2011

Cuando el corazón extraña a los amigos del alma


Podré estar entre miles de personas, sin vuestra presencia, la soledad me acompaña. Como les extraño... amigos del alma. Muchas manos las mías estrecharon, pero las vuestras mi corazón tatuaron. Me visitaron cuando la adolescencia me visitaba. Me acompañaron cuando al ejército marchaba. Tocamos juntos con ingeniudad las puertas de la curiosidad. Fuimos uno en medio de tantos. Hoy el recuerdo me permite añorar con alegría el encanto universitario de aquellos días. Hoy vuestra ausencia de nostalgia empaña, lo que ha de ser una fiesta sin pasión ermitaña. Aunque extraviados estemos entre las multitudes que recorren los tiempos. Aunque mis errores de vosotros me tengan lejos,  mi mano está extendida para que el Señor permita, tomar de nuevo vuestras manos o que ellas apreten otra vez la mía. Como les extraño... amigos del alma. (Js)
  

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