Gracias a Dios por Cristo, por mi madre y por los amigos que me han ayudado a recuperar las virtudes espirituales que el estrés me estaba quitando. No es bueno nadar con desespero aunque se esté ahogando. La corriente me debilita y me sumerge cuando pataleo hasta el cansancio, pero a la orilla me ha llevado, aún respirando, cuando he flotado en vez de nadar. Nadar contra la corriente... se lo dejo al salmón. Graciasssssssssss.
Javi entiendo lo que dices, muchas veces me ha tocado nadar contra la corriente y creo que aun lo sigo haciendo, tanto que ya no me quedan fuerzas para seguir intentarlo.-
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