Mi pecosita y hermosa abuelita Mercedes, junto a Linda, la integrante más joven de la familia. El amor une generaciones.
"Lo que eres, es el regalo de Dios para ti. Lo que hagas con lo que eres, es regalo de ti para Dios"... No sé quién lo dijo pero acertó.
viernes, 29 de enero de 2010
Sus pecas de amor y mi cordón umbilical
Mi pecosita y hermosa abuelita Mercedes, junto a Linda, la integrante más joven de la familia. El amor une generaciones.
lunes, 18 de enero de 2010
Pequeñas apocalipsis, grandes lecciones ¿aprenderemos?
Muertos entre los vivos. Foto publicada por la ONU, durante los primeros días luego del terremoto en Haiti.
miércoles, 13 de enero de 2010
La tierra tiembla para que el corazón se raje
foto BBC |
lunes, 11 de enero de 2010
El día que un ave me cagó
Una playa inmensa, un cielo infinito, más de mil personas sobre la arena, y fue en mi cabeza el único lugar que encontró un ave para cagarse.
Mi primer visita a una zona turística de Miami, fue adornada por hermosos paisajes, los topples más sensuales, y unos pequeños gramos de mierda de paloma.
El incómodo y oloroso suceso, se expuso como el augurio de los buenos tiempos que, bajo ese bautizo animal, podria tener el recien llegado a las tierras del Tío Sam. ¡ Claro! ese era el cuento que ayudaba a ponerle fe a un hecho que más bien parecía una señal de mala suerte que de prosperidad. Por fortuna ni las vacas ni los elefantes vuelan, me dijo un pariente. De lo contrario, no estaríamos limpiándolo sino desenterrándolo primo. ¡Caramba! el humor negro no escasea ni en la familia. De una paloma fui su sanitario y de algunos amigos el hazme reir por casi un año.
Nueve años después y en Nueva Jersey, una hermosa escena de un ave quieta, que posó para mi lente sin temerme, me hizo pensar que esa parte del reino animal me ofrecía disculpas. Se las acepté, y disfruté fotografiando a ese encantador y tierno ser.
Me di cuenta que no estoy en este mundo únicamente para que todo salga como quiero, sino también para querer todo como salga. Al fin y al cabo, cada situación presente en mi vida, ha sido el resultado de un deseo anterior. Logros que aveces no veo por enfadarme, por desconcentrarme, por atemorizarme ante escenas que aún luciendo desagradables, tristes, adversas, son peldaños que forman parte de la escalera. Aquella que nos puede guiar a la cima eterna de la armonía o a la profundidad infinita de la agonía.
Dar las gracias por lo que se tiene, bendecir todo lo que nos sucede y concentrarnos unicamente en lo que nos hace feliz, nos ayuda a disfrutar desde ya, de un reino Divino, del que somos herederos.
Por Javier A. Suárez