Tenía ganas de ser infiel. Desafié a
la pasión. La invité a humillar al amor. Pensé que así no te
pensaría. Sentí que así no te sentiría y quise experimentar.
Tenía ganas de ser infiel. Llegamos al
viejo y cómodo motel. Ambos con ganas de hacer sudar nuestra piel.
Habitación 110, primer nivel.
Tenía ganas de ser infiel. Entre mis
brazos la tomé y sus labios besé. Estaba bonita. Lucía sensual. Su
existencia perfumada la hacía desear.
Tenía ganas de ser infiel. Bajé un
poco la luz y lentamente su cuerpo desnudé. Estaba bonita. Lucía
sensual. Su existencia perfumada la hacía desear.
Tenía ganas de ser infiel. Ante ella
la ropa me quité. Sus manos empezaron mi cuerpo recorrer. Estaba
bonita. Lucía sensual. Su existencia perfumada la hacía desear.
Tenía ganas de ser infiel. Había
nerviosismo, permanecíamos de pie. Hambre de pasión, sed de placer
. Besaba divino y divino acariciaba también.
Tenía ganas de ser infiel. La cama
ancha sintió nuestro peso. Y entre beso y beso, las románticas
palabras se transformaban en suaves gemidos.
Tenía ganas de ser infiel y no pude
poseer a esa bella mujer. Tu recuerdo nos hizo vestir.
Por Javier Suárez/ Js