martes, 25 de diciembre de 2012

Nada de propósitos “pinochos” para el 2013



Si se dieran medallas a quienes al final del año cumplieron las metas que al comienzo del mismo se trazaron, creo que ni de barro yo obtendría una condecoración. Pero sí usted es de lo que sí se merece una presea de oro, le envío mi felicitación. 

Como propósitos pinochos, es decir mentirosos, podría calificar más de la mitad de las metas que juré cumplir al iniciar este 2012 que ya finaliza. Tengo una nariz grande desde que nací y menos mal no es real que crezca más y más con cada mentira, si así fuera, mi nariz, como la de muchos, sería tan larga como una autopista. ¡Bueno! Aclaro que no hablo de engaños al prójimo sino de auto promesas hechas que no cumplí... es decir, mentí a mí mismo. 

Me propuse ser un mejor ser, menos soberbio, más compasivo. Menos temeroso, más creyente. Menos crítico, más reflexivo. Menos arrogante, más modesto. Menos falso, más sincero. Menos indiscreto, más prudente. Poco postizo y más auténtico. Nada fastidioso, muy simpático. Cero hipócrita, 100 por ciento franco. Menos perezoso, más atleta. Menos soñador, más práctico. Poco bullicioso, más silencioso. Nada envidioso, siempre noble. En fin... la lista fue larga y el balance corto. No hice todo lo que quise. Me faltó fe, paciencia, humildad , ganas de ser feliz y la fuerza espiritual y física para defender sin guerra ese deseo de felicidad. 

No obstante cada instante es bendición cuando así se le ve. Y el darme cuenta que pinocho en mis promesas fui, es un paso especial para volverme a prometer lo mismo otra vez, pero ahora, con mayor compromiso, pues no vale la pena que el año venidero vuelva a ser lo mismo. ¿Y tú... qué medalla mereces? 
Por: Javier Suárez (Js)

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