¿Qué asustó en New York a Pierina Correa, hermana del presidente Rafael Correa_?

Pierina Correa, disfrutando del encanto neoyorkino en una tarde sabatina.

Por Javier Suárez

El susto de mi gusto. Así podría también titular este comentario. El sábado 26 de mayo al atardecer, de casualidad me encontré en Time Square, importante zona turística de New York, a la hermana del presidente Rafael Correa. Pero lo que para mí era un nuevo gusto para ella fue todo un terror. Tan pronto la saludé salío casi que corriendo y en segundos se perdió entre la multitud de turistas que visitan la Gran Manzana. 

Un día antes había conocido a Pierina en la sede el Consulado General del Ecuador en New Jersey (Una de las delegaciones diplómaticas más eficaz que como periodista he conocido. Dirigida exitosamente por la cónsul Jesica Escala) Durante una rueda de prensa que tardó una hora en empezar, Pierina Correa logró impresionarnos a los 5 periodistas que allí nos econtrábamos. Su oratoria fue para mí perfecta. Más de 60 minutos en el uso de la palabra, fueron empleados habilmente por la arquitecta para describir en forma amena y entendible los avances del gobierno ecuatoriano en materia social, ecológica, comercial, educativa, de salud y hasta deportiva. Y hubo tiempo suficiente para recíprocas felicitaciones con la prensa, intercambio de tarjetas y sesión de fotos. Todo perfecto.

Pero en menos de 24 horas luego de aquel acogedor encuentro periodístico, la hermana del presidente reaccionó ante el casual encuentro en Time Square, de una forma que aún me tiene pensando ¿Qué asustó a Pierina Correa?Ella estaba disfrutando con mucha calma de la maravillosa tarde. Desprendida de la seguridad que el anterior viernes le acompañaba. Vestía muy sencilla, y aunque nada que ver con la moda ejecutiva que exhibió en la rueda de prensa, se veía cómoda y lucía bien. Yo me hallaba con mi familia, disfrutando como Pierina de una lluviosa pero fascinante tarde neoyorkina. 

No fue sino saludarla. Hola Pierina, para que la destacada líder ecuatoriana convirtiera su calma en una competencia atlética. ¡Uff! la perdí de vista en segundos. No la seguí por que no soy un paparazzi. Ni ella una estrella. Soy simplemente un periodista hispano en una región muy latina. Y Pierina, una dama muy importante para la comunidad ecuatoriana. Le tomé unas dos fotos con mi celular en un lugar indudablemente público, sin invadir ningún tipo de actividad íntima, pensando lógicamente que serían parte del album que ya había creado en nuestro primer encuentro. No obstante, la arquitecta más que evitarme huyó. Pudo quizás no haberme recordado. Aún así, también tuvo la posibilidad de pensar que yo podría ser un ecuatoriano que quería saludarla. Quizás temió por su seguridad, pero ese temor para nada se reflejó antes de mi saludo. En fin, me agradó ver a una integrante de la familia Correa, disfrutando, hasta que llegué yo, de Nueva York, una de las ciudades más destacadas de los Estados Unidos, país que con frecuencia es criticaco rudamente por el carismático Presidente.