jueves, 25 de marzo de 2010

"Avatar"... ¿Para qué esperar hasta el año 2154 ?


Para evitar las multitudinarias filas en los cinemas, decidí esperar que pasaran varios días luego del estreno de "Avatar" y poder entonces ver sin apretujos esta cinta dirigida por un genio de la cinematografía, James Cameron.

Me puse las gafas especiales para apreciar la película en tercera dimensión. Volvía al cine después de un largo período de abstinencia cinéfila. Ir al cinema sin la compañía de mi pulguita, mi hija Valeria, sería como ir a la playa sin sol, sin mar, sin arena. ¡Bueno! en qué estabamos? ¡Ah! en mi retorno a las salas de AMC, un edificio inmenso ubicado en Broadway, New York, repleto de escaleras electrícas y muchos filmes en cartelera.

Me entusiasmaba al extremo imaginar los efectos de esta cinta. Una de las más costosas en la historia de Hollywood, superando los 300 millondes de dólares en costos de realización. Y quedé impactado. Me di cuenta del porqué dicha película había recaudado ya en taquilla cerca de 2 mil millones de dólares, más $15 de mi entrada.

Como en las noticias habían dicho que el nivel de grasa en las tradicionales palomitas de maíz, que se comen en el teatro, aumentan el grado de colesterol en el organismo, pues las cambié por una bolsa de chicharrón tostado. Jejeje, mentiras. La verdad, ni agua tomé. Quise evitar también una sorpresiva ganas de mear que me hiciera perder parte de la notable cinta.

¿ En dónde estábamos? ¡Ah! en que me había impactado el filme. Pero les juro que más allá de sus impecables efectos digitales, me sedujo el mensaje. Un rollo de ciencia ficción cuyo ingrediente principal es la realidad. Las Cataratas del Niagara, las sopas de mi abuela, los ojos de mi pulguita, el amor de mi madre, el show de Shamu la ballena de Disney y Avatar, son hechos y seres que de emoción y admiración han hecho palpitar de alegría a mí corazón.

Avatar, ambienta el año 2154 en la superficie de una luna llamada Pandora. No obstante el argumento y la escenografía, se identifican con características que poseen ahora nuestro planeta tierra y sus habitantes. Naturaleza rica. Cadena alimenticia. Noches y días. Poblaciones abundantes. La diferencia entre los Na'vi y los terrícolas es la forma como ellos interactúan con su medio ambiente. Los Na'vi son conscientes de la importante conexión con todo aquello que les rodea. Mientras que el ser humano, en términos generales, se desconecta de aquello que encuentra. Un Na'vi toma agua almacenada en una flor, saboreando con delicadeza y gratitud aquel manjar de la creación. El hombre bebe de esa agua sin dar casi nunca gracias y luego la flor aplasta para exponer su arrogancia.

Un Na'vi no necesita que le digan que existe Dios, ve Su hermosa existencia en cada planta, en cada ave, en cada semejante y ser de su ecosistema. Caza para comer manifestando gratitud y piedad hacia su presa. Conoce el corazón de la pareja que besa.

Cameron se inspiró en todo aquello que a la tierra le sobra y a la vez le falta; Amor, fe, honestidad, riquezas minerales, agua, sabiduría, humildad, convivencia, esperanza, alegría, armonía, paz, fauna infinita, flora sin final. Para qué esperar hasta el 2154, si aún podemos darnos cuenta del hermoso planeta que habitamos. Para qué esperar a entrar en contacto con una nueva especie de seres y aprender de ellos el amor, cuando Cristo desde hace años no lo enseñó. Para qué esperar hasta el 2154 y comprender de una vez que inmensas montañas mueve la fe.

Hoy fui un Avatar del 2010 y respire con alegría el óxigeno que todavía le queda a mi planeta. Di gracias por él. Hoy fui un Avatar del 2010, y mientras me duchaba, empape de gratitud el agua que mi cuerpo mojaba. Hoy me siento un ser privilegiado. Asignado a un mundo que aún tiene encanto. Rodeado de personas, muchas de ellas maravillosas. Hoy fui un Avatar del 2010 que no exige que el mundo cambie sino que intenta primero cambiar él. Un Avatar del 2010, que abraza al Universo abrazando a un árbol. Que trata de ser un positivo elemento en su trabajo, en su barrio, en su hogar. Que no espera que le amen sin amarse a sí mismo también. ¿Y tú, prefieres esperar hasta el 2154?
Por: Javier Suárez

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