viernes, 23 de marzo de 2012

Un suicidio, una alegría y varias hamburguesas


Por Js
Esta nota la hice tras leer una noticia, como otras tantas, de un joven universitario brillante, talentoso que se suicidó aparentemente por la falta de oportunidades para desarrollar sus capacidades. 

Cierto es que no es responsabilidad total de alguien lo que otros decidan o no hacer con sus respectivas vidas, como por ejemplo, suicidarse. Pero no podemos negar que sí podemos influir negativa o positivamente en la existencia de otros. Es cada vez más humano sentir envidia ante el éxito ajeno e indiferencia ante el sufrimiento o necesidad del prójimo. Dicen que tan sólo con una cantidad de fe, del tamaño de un grano de mostaza, puedes hacer mover una montaña. Entonces, con un gramo o granito de sincera solidaridad, sería mucho lo que en beneficio de otra persona se podría lograr. 

Tengo un ejemplo. Hace un año aproximadamente estaba comprando una hamburguesa DOUBLE WHOPPER, mi favorita, en un Burger King de Union City en New Jersey. La chica que me atendió era de origen colombiano, como yo. Me contó que en Colombia se había graduado profesionalmente de bacterióloga. Me pidió que le ayudará a encontrar otro empleo que le permitiera ganar un poco más de dinero y tener un horario más flexible para estudiar inglés. Son tantas las personas que andamos en las mismas. Buscando mejores oportunidades. En tiempos de escasas ofertas laborales. Por cortesía le dije que sí la ayudaría. No obstante yo no sentía tal interés. Pensé que yo no contaba con los contactos precisos para apoyar a esta persona. Incluso mentalmente afirmé: Ah, la situación está difícil para todos, que se conforme entonces con el trabajo que tiene. 

Pasaron 2 meses luego de mis conclusiones poco solidarias y egoístas, y realizando una visita en Nueva York a una amiga en su oficina, mi grano de solidaridad actuó. Mi amiga, nacida en Chile, es asistente ejecutiva en una empresa propiedad de una familia italiana. Le comenté a ella sobre la chica que servía mis double whopper y sobre su necesidad. Le solicité que sí podía recomendarla en esa empresa, aunque fuera para la limpieza, pues allí aún para ese oficio la chica de mis hamburguesas ganaría un poquito más y tendría más tiempo para estudiar. La dama oficinista habló o parlo con sus jefes italianos. No había un puesto disponible. Entonces dije "al menos lo intentamos". 

La frustración, el miedo, la tristeza se iban apoderando de la chica hamburguesa. Perdón, de la chica que me atendía en Burger King. Pero lean lo que en diciembre del 2011 pasó. La hija de los dueños de la empresa italiana viajó a Colombia para someterse a una cirugía estética. A ella la acompañó su mamá. La señora, era a quien mi amiga oficinista le pidió empleo para mi hamburguesa. Upss, perdón de nuevo; Le pidió empleo en limpieza para la bacterióloga que servía hamburguesas. ¡Bueno! ya me dio hambre. Así que les puntualizó el hecho que evitó, quizás no un suicidio, pero sí una enfermiza depresión. 

La señora italiana de New York, mientras su hija se recuperaba de la cirugía estética en una prestigiosa clínica de Bogotá, le comentó al director de la misma, que tenía muchos empleados latinos, varios colombianos. Y salió entre los temas el caso de la chica hamburguesa. Pesé a que la señora nunca la contrato ni la conoció, pero basada en la recomendación de su asistente ejecutiva (mi amiga chilena) en quien tiene mucha confianza, le sugirió al director de la clínica darle una oportunidad a la bacterióloga. 

¿ Y adivinen qué? Desde el 15 de enero del 2012 me sirve la hamburguesa otra persona. La cadena de recomendaciones y de buenas intenciones, tuvo resultado. La chica de Burger King está alegre. Regresó a Colombia con oferta de trabajo. Labora ahora en el laboratorio de la prestigiosa clínica. 
Por insignificante que parezca, todo lo que se pueda hacer por el bien de alguien que se lo merezca, tiene enormes resultados positivos. Por insignificante que parezca, todo lo que dejemos de hacer por el bienestar de alguien que se lo merece, podría ser un ladrillo dentro de la construcción de un final triste.


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