
Por JS
"Lo que eres, es el regalo de Dios para ti. Lo que hagas con lo que eres, es regalo de ti para Dios"... No sé quién lo dijo pero acertó.
Descripción de una tormenta de nieve sobre Nueva York y Nueva Jersey, cuatro días antes de la Navidad 2009. Por Javier Suárez
No dejes de hablar de amor aunque en soledad recorras la calle. De tú corazón vacío puede brotar un sabio mensaje.
Afirma con firmeza "sí se puede" cuando puedas. En la oscuridad de tus difcultades alumbra la luz de tus bondades.
Una vez al día, al mes o al año, cuando sientas el impulso regala un noble comentario.
No tienes que ser un santo para alabar a Dios con cantos. Un segundo de melodía, de un alma afligida, resuena más que un concierto de mil hipócritas en vigilia.
Ayuda a alguien a encontrar su camino, aunque el tuyo esté cada vez más perdido. Sin ser un payaso podrías generar sonrisas y disfrutar de la paz que brindan las sinceras risas.
Un odontólogo con los dientes podridos no tendría credibilidad, pero el testimonio de alguien con la dentura descompuesta motiva a otros la boca cuidar.
Como periodista, padre, hijo, amigo, cristiano, escritor, amante o poeta, mi vida no es perfecta. Pero es mía, con sus causas con sus consecuencias.
Aunque algunas veces nos admiremos en las superficies de ajenos cristales, cada cual tiene su propio espejo para mirarse. Si cuando observes la vida por el mío, ves entonces mi imagen distorcionada, recuerda que mi espejo- como el tuyo- también se empaña.
Hubo una vez una fotografía que le dio la vuelta al mundo pero el mundo no dio la vuelta por ella, siguió "patas arriba".
"La niña y el buitre" imagen impactante captada en marzo de 1993 por el lente del fotógrafo sudanés Kevin Carter, cerca a un campamento de las Naciones Unidas, desplegado para asistir a los refugiados que huían de una salvaje guerra y hambruna en Sudán, Sudáfrica.
Luego de recibir en junio de 1994 el Premio Pulitzer por dicha gráfica y con 33 años de edad, Carter se suicida en su auto. Para unos, la muerte del fotógrafo es el resultado de una conciencia sumergida en el remordimiento. El no haber hecho nada para salvar a una niña en aparente agonía y esperar con cautela el momento ideal para la foto ideal, condujo a Kevin hasta el límite del sufrimiento. Pero una carta escrita por Kevin, deja al descubierto que el conjunto de escenas de muerte y miedo captadas por su cámara a lo largo se su tiempo como gráfico reportero, terminaron desgastando su esperanza y felicidad.
Para otros, es más morbosa y cruel la indiferencia ante los graves problemas. En el caso de "La niña y el buitre" resultó más fácil para sectores involucrados en esa triste realidad, señalar de inhumano al fotógrafo, que asumir la responsabilidad por la situación en Sudán.
Versiones posteriores describen que la niña de la foto no estaba agonizando ni el buitre esperando para desgarrar sus restos. El lugar de la fotografía es el área donde acudían a hacer sus necesidades fuera del refugio y el buitre sólo espera con paciencia que la menor le compartiera un poco de la mierda que el mundo a ella le regalaba con la indiferencia.
Si pudieras identificarte con algún elemento externo o interno de esa famosa foto, ¿cuál serías?- ¿ el buitre, el espectador, el fotógrafo o la niña?
Yo, en varias etapas de la vida he sido de todo lo anterior un poco. Buitre, sí esperando la caída de alguien indefenso para sobrevivir de su derrota, de su dolor. He sido ave de carroña en vez de poderoso halcón. El chisme es un buitre, el pesimismo lo es , lo mismo el egoísmo, la envidia, la mediocridad y la maldad también.
Espectador: ¡ Uffff! casi toda la vida. Ver y luego hablar es tan sencillo, pero observar y actuar, eso sí que es distinto. No puedo solucionar el problema del hambre en Sudán, pero al ver esa foto especial, lo mínimo que podía hacer antes de sólo compadecer, es dar gracias por los alimentos que a mi mesa llegan. Por las tierras de mi patria que aún se siembran, por los campesinos que la semilla riegan. En fin...etc.
El fotógrafo: Bueno por mi profesión y de vocación de periodista, la fotografía es parte de mi día a día. Pero en términos generales todos somos fotógrafos de guerra sin cámara en algún momento. Pendientes por la ventana del escándalo ajeno. Si en la calle hay un muerto con los sesos en el pavimento, el que más se horroriza es el que más quiere verlo. En fin...etc.
Buena cama, buen colchón, buena cobija, mal dormir. ¡ Upsss! Me desperté a las 2:00 de la madrugada y empecé como vampiro la noche a cubrir. No precisamente chupando sangre, ni a colgarme de los pies. Pero sí a esperar despierto el fin del amanecer.
Entonces mi mente, mientras mis ojos luchaban por cerrarse, alistó equipaje y marchó a un largo viaje hacia mi pasado. Buscando las huellas que en mi vida voy dejando. En diversos senderos de mi historia, mi memoria perdió el rastro. No habían pisadas de mi existencia. Mi andar no dejó huella.
Fue triste para mi mente reconocer que perdí en muchos casos el tiempo. No amé, no perseveré, no oré, sólo oriné y quizás hasta por fuera del escusado. Por un rato caminé por el desierto de los recuerdos. Por un rato nada hallé. Me sentí frustrado, me levanté a preparar un té. Seguí desvelado, mi mente del ayer no quería volver.
Sin dejar que el desánimo me cobijará, mentalmente a Dios le hablé: "Padre gracias por mi pasado, aunque huellas fuertes en él no he dejado. Huellas que podrían positivamente a otro ser haber guiado. Pero aún así, me diste experiencias y ahora sé, que cerca permaneciste aunque de ti muchas veces me alejé".
Con el corazón descalzo y sin sueño, me doy cuenta de los caminos nuevos que día a día debo recorrer. Ya no me desvelarán las huellas que no plasmé. Me concentro en las pisadas que meguían por el ahora eterno y bendigo con fe, las huellas positivas que en el presente dejaré.
Ahora sí... a dormir... ZZZZZZZZ ... ¡ Ah! se me olvidaba que debo ir a trabajar... en fin